El periodista y escritor barcelonés Arturo San Agustín publica Mis días terrenales, una obra a medio camino entre la novela y el libro de memorias ambientada en la Mallorca de finales de los 60 e inicios de los 70. El libro, cuya portada la ocupa una fotografía de Torrelló tomada en la antigua terminal de Son Sant Joan, se lanzó al mercado el pasado miércoles, editado por Comanegra, y huele a frit y a porcella, suena a aquellas canciones de moda de los 60 y describe el paisaje urbano de una Palma que ya no existe.

"He escrito este libro porque quería agradecerle a Mallorca y a los mallorquines lo mucho que me dieron. Y porque quiero creer que una de las pocas consecuencias positivas que tuvieron aquellos años revoltosos fue que los hijos de la burguesía y de la clase obrera convivieron durante un rato", señala Arturo San Agustín.

Mis días terrenales está protagonizado por un joven barcelonés de veintiún años que se traslada de Barcelona a Palma para tocar el piano en un bar y escribir eslóganes para una agencia de publicidad mallorquina. Allí es acogido por una familia adinerada que vive en el barrio del Terreno, en cuyo seno destaca una dama de 70 años llamada Camila Santanyer. "Doña Camila y don Joaquín son los protagonistas", subraya el autor. "La primera es una burguesa inteligente, nacida en Puerto Rico, y educada en Barcelona. Don Joaquín es un historiador y geógrafo mallorquín que nunca acepta que se le llame aristócrata o noble. Los dos personajes principales están inspirados en personajes reales que conocí y traté cotidianamente", apunta.

Arturo San Agustín descubrió Mallorca en 1969, "en aquellos años en que se hablaba de adoquines parisinos y revoluciones californianas, también burguesas. En principio quise hacer el viaje Barcelona-Palma en avión, pero cambié de idea y lo hice en barco. En el mismo conocí a una joven familia que me invitó a vivir con ellos. Gracias a su generosidad viví casi dos años en el barrio del Terreno, que siempre fue barrio de artistas y que para mí sigue siendo, pese a su situación actual, un espacio en el que descubrí mi libertad. Cerca del Terreno estaba la plaza Gomila que era donde el mundo y sus principales protagonistas artísticos se daban cita en ella. Sentarse en una de las terrazas de Gomila era, entonces, estar en el mundo", recuerda.

40 años después, Arturo San Agustín no ha perdido el contacto con la isla, al contrario. "Hace un año decidí vivir en Sóller.

"En mi primera estancia en Mallorca -relata- conocí lo que yo llamo la parte lunar de la isla. Posteriormente fui conociendo la parte solar. Esa parte, Capdepera, me la descubrió el catalán más mallorquín que he conocido: Paco Galmes. Gracias a él conocí entre otros muchos personajes fascinantes al que entonces era farero de Capdepera. Para mi amigo Serrat y también para mí, aquel farero era y sigue siendo más importante que el llamado Vigía de Occidente".

Una fotografía de Torrelló ocupa la portada de 'Mis días terrenales'.