"Oh, es un día tan perfecto. Estoy contento por haberlo pasado contigo. Es un día tan perfecto, haces que me sienta a gusto". Nostalgia, soledad y pérdida. Tres sentimientos que estos días están bien presentes y que dan forma a una de las canciones más conocidas de Lou Reed, Perfect Day, dedicada a su primera esposa y uno de los grandes amores de su vida, Bettye Kronstadt, e incluida en su brillante álbum Transformer, el mayor logro comercial de su carrera.

El músico norteamericano, que visitó varias veces Mallorca, la última en 2010, tres años antes de su muerte, con motivo de una exposición en Es Baluard y un concierto en el Teatre Principal, dos espectáculos con los que este astro del rock se estrelló víctima de su soberbia, le canta al tiempo libre en Perfect Day, un tema lento, tierno y oscuro al mismo tiempo, con un piano melancólico y una voz cargada de dolor. Una canción para soñar y pensar en todo lo que haremos cuando nos abran las puertas y podamos bajar a la calle, para beber "sangría en el parque" o "dar de comer a los animales", como hacía el bueno de Lou Reed.