Óscar Bernàcer (Palma, 1978) se crió en el barrio de Es Fortí y estudió en el IES Guillem Sagrera. "Trabajé a finales de los 90 en TVE, en el circuito de Balears", relata, "luego me fui a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia y ya me quedé allí". Su red de trabajo no se extiende por Mallorca, pero asegura que le gusta lo que se rueda en la isla.

P ¿Por qué tuvieron tan claro que no iban a esperar al estreno en salas de Asamblea?

R Por el perfil de la película. Es idónea para este tipo de propuestas online. Teníamos previstos para primavera tres estrenos en sala puntuales en las ciudades de Valencia, Madrid y Barcelona. Más bien se trataba de estrenos por goteo. Estrenar en un cine es muy costoso a nivel de esfuerzo personal y a veces no consigues llegar lo suficiente a la gente. Pensamos que es una película que funcionará en plataforma y que las condiciones de confinamiento pueden favorecerla porque va a generar debate precisamente por el momento en el que estamos. La película es una visión irónica y crítica de cómo nos comunicamos y sobre el proceso de toma de decisiones. Todo el mundo quiere hablar, pero poca gente tiene cosas importantes que decir. Además estamos en un contexto en que nadie quiere escuchar al otro. Eso es algo que podemos ver claramente en las redes sociales.

P La película es una adaptación de la obra teatral La gent. ¿Cómo se integra la cuarta pared en la cinta?

R En el montaje teatral la puesta en escena era como un ruedo con sillas, los artistas y el público. Parecía una verdadera asamblea. Era un reto trasladar esto al cine. Creo que Álex Montoya ha conseguido, a través de un relato narrativo más clásico y sin usar la cuarta pared, que en la película haya una gran representación de roles con los que los espectadores podrán identificarse.

P ¿Se cuestiona la participación?

R No se cuestiona como algo negativo, sino que el proceso de participación se llena de momentos que no van a ningún lado. Siempre hay gente que quiere decir cosas, pero que sean interesantes para la comunidad, suelen ser pocas. Luego hay gente que sólo escucha lo que previamente ya quería oír. Es algo que también se pone de manifiesto cuando la gente sólo busca información que viene a corroborar lo que ya pensaban de antemano. Se está viendo con el Covid-19.

P Regreso a la cuestión de los estrenos online. Para conseguir algunas ayudas públicas uno de los requisitos es que el estreno se produzca en cines.

R Cada equipo detrás de una película tiene sus cuentas hechas y sus maneras de proceder, y habrá decidido en función de eso. Entiendo que hay películas que aspiran a taquillas más grandes e igual no quieren estrenar en plataformas más pequeñas como Filmin. Igual sí les interesaría con Netflix, pero ahí se abriría un proceso de negociaciones complicado. Creo que el estreno online de películas pequeñas puede ayudar a que lleguen a un mayor número de gente. A eso habría que sumarle un trabajo de promoción en redes. Nosotros no tenemos esas campañas de marketing y publicidad que pueden ayudar a colocar una película, a hacerla más visible.

P ¿Qué presupuesto tiene Asamblea?

R Cuenta con una ayuda especial del Institut Valencià de Cultura. Es una subvención que se destina a películas con un límite de presupuesto de 400.000 euros. Asamblea debe estar en torno a los 350.000. La rodamos en pocos días en la casa de un escultor que está en El Cabanyal, en la playa de la Malvarrosa.

P ¿Cuáles han sido sus últimos trabajos?

R La verdad es que normalmente soy guionista y director en la productora Nakamura Films que tengo junto a mis compañeros Jordi Llorca y Araceli Isaac, que son los que realmente han trabajado más en Asamblea. Pero en esta película también he estado de productor. Entre las últimas cosas que he estado haciendo destacaría el documental Los que buscamos, sobre bebés robados en España. O el corto Stanbrook, sobre uno de los últimos barcos que llevó refugiados españoles a África, que se tenía que estrenar este mes. Luego hay una serie que hice para el canal À punt, La forastera, que hoy se estrena en TV3.

P ¿Qué opina del apagón cultural del pasado fin de semana y de las causas que lo motivaron?

R Para mí, la cultura es un bien de primera necesidad. Es un error que se separe de la sanidad pública y la educación. Pero la cultura no tiene tal tratamiento. La cultura tiene efectos terapéuticos en la salud mental de las personas y es la que hace que podamos tener opinión y criterio sobre las cosas. Por eso creo que es importante proteger a todas las personas que trabajan en la cultura, para que, cuando salgamos de esta situación de desconfinamiento, pueda seguir habiendo personas que trabajen en los rodajes y en los conciertos.