Tià Zanoguera descorchó ayer su primer Retrat amb Corona, el dibujo de una "heroína", una de las muchas trabajadoras y trabajadores que durante estos días no pueden ejercer su profesión por vía telemática. Retrats amb corona es una serie pictórica que bebe del confinamiento y las circunstancias que rodean la crisis del Covid-19. No es habitual que Zanoguera concentre sus energías en temas tan explícitos, su obra toma derroteros más inefables y metafísicos, "pero a veces me meto en proyectos más concretos como éste". "Eso de dibujarles la corona tiene un punto irónico, es también para quitarle un poco de hierro al asunto y ponerles la corona que se merecen", apunta. Una suerte de homenaje pictórico a todos esos trabajadores que irá desarrollando en los próximos días a partir de dibujos a personas cercanas, muchas de ellas de Son Ferriol, donde el pintor reside. "Seguramente, una de estas piezas iré a donarla al ambulatorio del barrio. Estoy implicado en diferentes actividades de mi distrito", comenta. Recientemente pintó un mural en el colegio Sant Antoni Abat.

Durante estos días, Zanoguera, a falta de poder acudir al taller y con una semana en barbecho a modo de adaptación, ha empezado a pintar y dibujar en una habitación de su casa habilitada como despacho. "Es un caos, he puesto un plástico en el suelo. No puedo ahora pintar obras grandes, estoy haciendo formatos más pequeños", cuenta. El primer Retrat amb Corona (lo compartió en su cuenta de instagram @tiazanoguera) tiene una medida de 42x35. Ayer realizó tres más de profesionales sanitarios.

Pintar con laca de uñas y carmín

A Esther Olondriz el estado de alarma le pilló sin sus bártulos de artista. "Creía que en casa tenía más cosas, pero tengo una mesa y cuatro botes. En el ordenador sí tengo las fotografías sobre las que trabajo", explica. En los primeros días, consiguió tinta en una tienda que hay debajo de su edificio. "El confinamiento me pilló trabajando sobre una serie de fotografías que iba comprando y que tenía que preparar para una exposición. Estaba jugando con una foto de dos mujeres, que parecían las Thelma y Louise del Madrid de los años 50", relata. "Imprimí la imagen y me puse a trabajar con las pocas cosas que tenía en casa: laca de uñas, pintalabios, lápiz de ojos y laca Babaria para fijar", enumera. Poco después y diariamente, le han ido saliendo mujeres solas, todas ellas con medio rostro cubierto por una mascarilla. "Pero son fuertes, muy vitales, resistentes", asegura. La serie en sí lleva como título Resistencia. "Ahora he encontrado betún en casa y lo voy a utilizar. No tengo cola e igual para pegar he de usar agua con harina", comenta. El confinamiento le ha obligado a Olondriz a descubrir nuevas técnicas caseras para crear. Es un proceso distinto pero siempre a partir del trabajo sobre fotografías antiguas compradas en el rastro, "es como superponer mi memoria a la de otras personas". Un palimpsesto.