Visto y no visto. El boquete abierto en la cubierta del convento de Sant Jeroni de Palma, en el barrio de la Calatrava, ha sido tapado a toda prisa por las monjas jerónimas, que siguen erigiéndose como sus propietarias pese a haberlo abandonado en 2015, y estar a nombre del Obispado de Mallorca. La reparación exprés llega en menos de 24 horas de la denuncia de vecinos del antiguo monasterio por la dejadez que reina en el mismo, de la que se hizo eco este diario en su edición del martes, y de que Patrimonio del Consell de Mallorca asegurara que, pese a su evidente deterioro, el convento "está muy controlado". También, después de que el obispo, Sebastià Taltavull, contactara con la madre federal de la orden jerónima para pedirle "explicaciones", según ella misma ha reconocido.

El gran agujero originado hace semanas tras ceder una o varias vigas del tejado que cubre la iglesia, y arrancar el viento numerosas tejas, permitió que durante la tormenta del pasado domingo se colara el agua sobre las bóvedas de marés del templo. Ello provocó la alarma de residentes de la zona preocupados por el abandono de este conjunto patrimonial que data de la época medieval. El temor principal era que el agua se hubiera filtrado hacia el interior de la iglesia, dañando el órgano del siglo XVIII, con elementos de 1600.

Tras hacer público este diario el orificio sobre el convento, dos expertos en estos edificios como Aina Pascual y Jaume Llabrés exigieron una intervención inmediata.

"Los movimientos o roturas de tejas de los porches no son infrecuentes", admite la orden religiosa que habitó en Sant Jeroni hasta que la edad avanzada de las monjas las obligó a trasladarse a Sant Bartomeu de Inca. En su marcha se llevaron cientos de obras artísticas, libros y otros enseres valiosos, pese a gozar el convento de la máxima protección como Bien de Interés Cultural (BIC). Un privilegio que Patrimonio del Consell deniega a otras propiedades privadas con la misma catalogación.

En un comunicado firmado por la abogada María del Pilar Rosselló, que lleva también rúbrica de la priora, Sor Natividad Sanz, ésta asegura que "tras la tormenta registrada en la ciudad de Palma el domingo 22, nuestro técnico Pere Terrasa se desplazó ex profeso al monasterio y, entre otros particulares, pudo verificar que en el interior de la iglesia no se habían registrado goteras". Añaden que "el órgano de Mateo Bosch (1746) se halla indemne [...] y por lo tanto, en perfecto estado de conservación". La nota no aporta ningún informe técnico que corrobore esta afirmación, y se apoya en que el órgano se encuentra "fuera del ámbito" de "la zona de desplazamiento de las tejas del porche"; tampoco menciona si el revestimiento de color de las bóvedas ha sufrido humedades por el agua caída.

La priora informa de que el mismo martes la "contactó monseñor Taltavull, sorprendido enormemente por la noticia del diario" sobre el boquete; Sor Natividad asevera que ofreció al prelado "las explicaciones oportunas". Según su versión, tenían previsto arreglar el agujero "el 16 de marzo", pero tuvieron que interrumpir los trabajos por "la situación de excepcionalidad derivada de la declaración del estado de alarma". No obstante, el Gobierno no prohibió la actividad de construcción, como lo demuestra el hecho de que la reparación se ha hecho en pleno confinamiento.

La nota de la abogada y la monja, fechada el pasado martes, señala que "la reposición de las tejas está prevista en los próximos días". Curiosamente, no esgrimió el arreglo inmediato, ya visible ayer.

Litigio

La abogada María del Pilar Rosselló y la superiora general de las jerónimas aprovechan su comunicado sobre el estado de Sant Jeroni para insistir en que las monjas son las únicas propietarias del inmueble. La titularidad del antiguo monasterio se dirime en los tribunales, tras negarse las monjas a entregar las llaves. Critican "el equívoco del Obispado de Mallorca" de haber registrado a su nombre el convento, "una inmatriculación clamorosamente contraria" a los derechos de la orden. En la nota, obvian su intención de vender Sant Jeroni tras su marcha en 2015.