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Con ciencia

Acciones canceladas

Acciones canceladas

El cerebro produce nuestros pensamientos, cosa que equivale a decir que controla todas nuestras acciones conscientes —las no conscientes, como el mantenimiento de las funciones vitales, también, pero ahora hablamos de los actos voluntarios— tanto en lo que supone llevarlas a cabo como respecto de cancelar el movimiento que íbamos a hacer. La manera como realiza el cerebro ese control es por medio de redes dinámicas, comunicaciones entre un número ingente de neuronas que se encuentran situadas en regiones muy alejadas entre sí. Y semejante activación y desactivación de las redes se lleva a cabo con una rapidez enorme. De ahí la dificultad que existe para poder identificar las redes activas: el tiempo en que permanecen como tales es ínfimo. Y los medios de identificación de actividad cerebral más comunes, como la resonancia magnética funcional, necesitan que la red se mantenga activa durante varios minutos para poder detectarla.

Pese a tantos escollos, Witney Chen, investigador del departamento de Cirugía Neurológica de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos), y sus colaboradores han publicado en la revista Neuron un trabajo que indica cómo se lleva a la práctica la decisión de detener un movimiento, de suspender una acción. Los autores han detectado episodios de muy corta latencia que indican la conectividad establecida para inhibir el movimiento entre el giro frontal inferior —parte del lóbulo frontal de la corteza del cerebro— y el núcleo subtalámico ventral —parte de la región del diencéfalo, la zona media del encéfalo, que se sabía que controla, entre otras funciones, las motoras.

Como indican Chen y colaboradores, la información circula desde la corteza —que se activa en primer lugar— al núcleo subtalámico, de tal forma que en una tarea de respuesta ante señales que proceden del medio ambiente, la sincronización de los cambios en la actividad de tales regiones (de los potenciales evocados, vamos) puede predecir el tiempo de reacción del movimiento cancelado. Aunque los autores no utilizan ni por asomo un lenguaje tan simple y reductivo, cabría pensar que la decisión mental, muy relacionada con la actividad cortical, envía las órdenes de detener el movimiento al subtálamo, y lo hace en un tiempo brevísimo.

¿Cómo han podido detectar esa red de inhibición de la acción los autores? Analizando la actividad cerebral de 21 pacientes con enfermedad de Parkinson que tenían insertados electrodos de estimulación del núcleo subtalámico, a los que se añadieron electrodos superficiales corticales. A los pacientes se les pidió que hiciesen una tarea simple, apretando botones cuando en la pantalla del ordenador se diese la instrucción, y que detuvieran el movimiento al aparecer una señal de alto. Los electrodos son capaces de recoger en tiempo real la activación de las zonas en las que están insertados.

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