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Entrevista Annalisa Stroppa

"El arte alimenta el alma y la llena de belleza, te eleva como persona"

También es maestra, y muestra preocupación por el interés de los más pequeños en las expresiones artísticas

La mezzosoprano italiana Annalisa Stroppa, ayer, en el Teatre Principal. D.M.

Su voz se ha podido escuchar en lugares tan emblemáticos como el teatro Scala de Milán, Opera de Roma, el Liceu de Barcelona, el Teatro Real de Madrid o la Staatsoper de Viena, entre muchos otros. Debutó a nivel profesional en el año 2011 en el papel de Cherubino en I due Figaro en Salzburgo, y desde entonces su carrera fue como un meteorito. Es Annalisa Stroppa, nacida en Brescia (Italia), quien este domingo interpretará a Carmen de Bizet en el Teatre Principal. "He trabajado mucho, pero soy una afortunada", dice sobre lo que ha conseguido en menos de una década, "nunca había soñado nada de lo que me ha pasado, solo sabía que cantar me hacía feliz", apunta con los ojos chispeantes de emoción. "Todos tenemos un talento, un don, yo sabía que el mío era cantar", manifiesta.

De pequeña se ponía contenta al cantar, y pronto empezó a estudiar piano. Se diplomó en canto en el conservatorio de su ciudad y es licenciada en Ciencias de la Educación. "Aunque era un mundo que me apasionaba, nunca supe si me podría dedicar a él. Me surgió un trabajo estable de maestra, muy cerca de mi casa, pero algo en mí me decía que tenía que intentar ser cantante de ópera". Se presentó a un concurso de canto y lo ganó. Stroppa, que es creyente, vio ese premio como la "señal que estaba esperando. Y aquí estoy. Han sido diez años muy intensos en los que casi no he parado. Y cuando paras es para preparar un nuevo papel. Siempre que miro atrás se me dibuja una gran sonrisa en la cara, y no puedo hacer otra cosa que dar las gracias a la vida por este regalo, que no tiene precio". Su sueño es, ahora, seguir por este camino, y hacerlo con el entusiasmo con el que empezó.

De hecho el de Carmen fue uno de sus primeros roles. En aquel momento no entendió la complejidad del personaje como lo hace hoy: "Los papeles cambian y crecen contigo, con tu sensibilidad, tu maduración y, también, con tu voz. Claramente, esta Carmen no es la misma que la de ayer: yo soy diferente, tengo un bagaje sobre este personaje y sobre el escenario, la puesta en escena cambia y, con ella, la intención... Este trabajo es maravilloso, porque cada vez que interpretas un personaje descubres algo más sobre él, pero también sobre ti". El papel de Carmen, concretamente, es "liberador" para la mezzosoprano: "Todo lo que tenía guardado dentro de mí sale porque ella se muestra tal y como es en cada paso que da", reitera.

"No solo nos alimentamos de comida, también del arte", advierte la italiana, que reivindica la necesidad de acercarse a las manifestaciones artísticas en estos tiempos "tan confusos en los que todo es incierto, efímero y rápido". Así, considera que "el arte te mantiene con los cinco sentidos despiertos", y vuelve a la comida para hacer una comparación: "Tener una experiencia artística es como degustar un plato buenísimo después de comer cada día fast food".

A su parecer, la ópera, como todo el arte, "alimenta tu alma y la llena de belleza. Eso te transforma y te eleva como persona", sentencia.

Descubrir el arte a los jóvenes

Stroppa guarda grandes recuerdos de su etapa como maestra, "aprendí mucho con los niños y niñas, me enseñaron ellos a mí". Se muestra preocupada por los más jóvenes y los valores con los que crecen. "Es un momento delicado para ellos. Enseguida les enseñan a competir, a querer siempre más que los otros. Creo que la competición es buena, porque te estimula, pero tiene que ser sana. Y, sobre todo, no tiene que ser contra los demás, sino contigo mismo", sostiene.

A su parecer, los más pequeños tienen que descubrir y descubrir la belleza, algo que se consigue de una manera: "Tienen que salir fuera, jugar y pasear por la calle, tomar el aire, vivir. Descubrir qué es un teatro, una ópera, una historia". Acompañarlos en ese descubrimiento es algo que le hizo sentir mucha satisfacción mientras ejercía de maestra, "es como plantar una semilla que tiene que crecer y florecer. Es importante aprender a ver y valorar la belleza, de la que este mundo está lleno, aunque parece que no la vemos", lamenta.

Annalisa Stroppa gesticula mucho cuando habla, como si nunca se bajara del escenario. Sus ojos, chispeantes de emoción, transmiten a la perfección el mensaje que dictan sus palabras: "Nunca se debe hacer nada sin pasión".

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