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Crítica de música

Hungría ganó por la mínima a Polonia

El Concierto número 1 para piano de Chopin (que en realidad es el segundo que escribió) debería escucharse unas cuantas veces al año y si es en directo mucho mejor. Es una obra bellísima que incluye todo el saber musical de un joven de veinte años, poco antes de abandonar su país, Polonia, para llegar a París, ciudad en la que sería reconocido como el gran maestro del piano romántico.

Para tocar esa partitura el solista debe hacerlo bien o, de lo contrario, mejor dejarlo. En el concierto que comentamos el pianista Nikolai Lugansky tocó la parte del teclado bien, incluso diría que muy bien, pero sin llegar a la excelencia. Le faltó ese plus que convierte la versión en extraordinaria. Muy delicado en el segundo tiempo, como debe ser, le faltó empaque en los otros dos. Muy bien el bis.

Por lo que a la orquesta se refiere, Mielgo optó por una lectura demasiado plana, con lo que resaltaron poco las diferentes secciones. No es cierto que la orquesta solamente acompañe, quizás sí en el segundo movimiento en el que el piano conduce la romanza de principio a fin, pero en los otros dos el grupo instrumental tiene su papel. En la larga exposición del principio nos propone los temas y en el tercer tiempo su aportación es realmente deliciosa, sobretodo cuando el pianista toca el segundo tema.

Esa interpretación que comentamos pecó, pues, de poco romántica.

Ahora bien, fue en la segunda parte cuando la Simfònica alcanzó las cimas más altas a través de dos obras de compositores húngaros. Primero fueron las Danzas de Galanta de Zoltán Kodály y luego la suite de E l Mandarín Maravilloso de Béla Bartók. Aquí sí que podemos hablar de matices, explosiones sonoras, ritmo e incluso lirismo. En esa segunda parte, con obras del siglo XX y en las que se intuía el mundo creado por Stravinsky (en Bartók especialmente) el director sí hizo valer la sabiduría de sus músicos y ofreció unas versiones más acordes con su tiempo.

Orquestra Simfònica de Balears

Auditorium de Palma / 20/02/20

***½

Nikolai Lugansky, piano

Pablo Mielgo, director

Obras de Chopin, Kodály y Bartók

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