Diario de Mallorca

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Clásica: crítica

El retorno del jedi

La mejor música de cine

Auditòrium de Palma (9-02-20)

Film Symphony Orchestra. Director: Constantino Martínez-Orts.

La Film Symphony Orchestra ha vuelto a Palma para ofrecer dos conciertos en el Auditorium como parte de su actual gira en la que ofrece partituras menos conocidas, o mejor, menos divulgadas del mundo del cine.

Va siendo habitual que las orquestas sinfónicas o bandas de música propongan programas en los que la música pensada para el cine ocupe todo o buena parte de la audición. Nuestra Orquestra así lo hace y la banda de Palma también. Pero además existe esa formación que dirige Constantino Martínez-Orts para reforzar esas citas musicales.

En esa última venida a Mallorca, el director y sus músicos ofrecieron obras de Johnn Williams (como no) junto a otras de Alan Menken (el compositor con más premios óscar, nada menos que ocho), Hans Zimmer, Alan Silvestri y Ennio Morricone, entre otros. Todas ellas interpretadas de forma impecable como va siendo habitual en esa formación.

Como valores añadidos a la sesión citaremos tres: poder contar con una soprano para cantar el difícil y efectivo vocalise que compuso Morricone para la escena final de El bueno, el feo y el malo, las explicaciones que antes de cada obra da el director, pues ayudan a entender la parte musical y por último comprobar como en el cine los compositores utilizan temas y melodías provenientes de otras bandas sonoras o de la música clásica. Tal es el caso de James Horner y su fanfarria para el film Willow, en la cual se intuyen los primeros compases de la Sinfonía Renana de Schumann; o como el propio Williams cuando en su primer Star wars toma ideas de Korngold. Nada nuevo bajo el sol, pues en la mal llamada música culta también se suceden esos trasvases de ideas o frases musicales.

Tres preguntas: ¿era necesario ilustrar (es un decir) el concierto con unos juegos de luces que nada aportan a la interpretación? Si hablamos de normalizar este tipo de conciertos, ¿por qué darles un toque de espectáculo?

¿Y hacía falta amplificar el sonido tratándose de una orquesta sinfónica y en una acústica coma la de la Sala Magna?

¿Y qué decir del vestuario de los instrumentas y director? Ahí queda.

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