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Febrer negre: Los autores internacionales

Jens Lapidus: "En mis libros no hay delitos sexuales, son pecados imperdonables"

Escritor y ex abogado penalista

El escritor sueco Jens Lapidus. REDACCIÓN

Nació en Estocolmo en 1974. Ejerció como abogado de negocios, hasta que cambió a penalista. Conocer los bajos fondos de su ciudad le empujaron a escribir sobre ellos.

Jens Lapidus (Dinero Fácil, Nunca la jodas, Una vida de lujo), afincado en Palma desde hace dos años y medio, participó ayer en el homenaje a Camilleri, una cita enmarcada dentro del programa Febrer Negre de la librería Embat. Si lo normal en la novela negra sueca es que "se busque a un criminal que acaba siendo retenido por las autoridades", su propuesta es diferente: "Los criminales siguen con su vida, matando, robando, vendiendo droga. Porque así es la realidad. Y es una evidencia de que la sociedad ha fallado y de que hay un problema por resolver".

P ¿Vivir en Mallorca ha afectado a su manera de escribir?

R No específicamente Mallorca, pero sí el hecho de no estar en Suecia. Mis libros se ambientan en Estocolmo, así que ahora paso más tiempo en Internet y documentándome para saber que está pasando en la ciudad.

P ¿Qué empuja a un abogado penalista a escribir novela negra?

R En ese trabajo estás muy cerca de historias traumáticas, de drogas, violencia, asesinatos. Te lo cuentan los criminales en un espacio seguro, no es peligroso pero sí impactante. Algunos abogados empiezan a beber, otros van al psiquiatra. Yo empecé a escribir. Fue mi forma de lidiar con ello.

P ¿Cómo fue la primera vez que escribió?

R Mi primer libro, Dinero fácil, surgió a partir de un caso. Defendía a tres jóvenes que habían robado en un apartamento. La jueza, antes de dictar sentencia, le preguntó a uno cómo se veía en diez años, para saber si su intención era cambiar o seguir por el camino criminal. El joven le gritó: "Usted no entiende nada. No entiende que la forma en que vivimos es natural para nosotros, y continuaremos así". Fue la primera vez que oí a un joven decir que el crimen era su estilo de vida, su trabajo. Llegué a casa y me puse a escribir por primera vez en mi vida. Y no lo hice desde la perspectiva de un cuerpo policial o desde la de la víctima, que es lo típico en Suecia, sino desde los ojos de los criminales.

P ¿La escritura le ha ayudado a entender las mentes de los criminales?

R Sí, he conocido mucho a esta gente y he reflexionado sobre cómo debe ser una mente para pensar que está bien salir a la calle y disparar a alguien. Lo que muchos tienen en común es que se sienten marginados por la sociedad y que nunca tendrán la oportunidad de encontrar un trabajo digno. Quizás es cierto que si eres un joven inmigrante no es tan fácil conseguir un trabajo, hay muchísima discriminación y la gente suele culpar a los inmigrantes del auge de la criminalidad en Suecia.

P ¿Quién está actuando mal, la sociedad o los criminales?

R Ambos tienen retos por delante. Hace falta más policía y mejores leyes para frenar la criminalidad. Pero también hay que cambiar la sociedad, porque las migraciones no van a parar. Es necesario trabajar para que los jóvenes no vean como un héroe al camello más veterano porque es el que gana más dinero.

P ¿Es usted pesimista?

R Sí. Pero cuando eres abogado penalista no te lo puedes permitir. Defiendes a alguien a quien todo el mundo odia y tienes que ser positivo para tu cliente, en contra de la opinión pública.

P ¿Hay alguien libre de pecado?

R Creo que no. Aunque hay diferentes pecados. Mis personajes quizás matan, ganan dinero con drogas, robar. Siempre intento mostrar que no todo es blanco o negro, que todos somos humanos, que podemos entender a alguien que comete un crimen, que no son monstruos. Pero en mis libros no hay personajes que hayan cometido delitos sexuales porque son pecados imperdonables.

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