P Usted vive en California, a pocos kilómetros del lugar donde fallecía el pasado domingo Kobe Bryant en accidente de helicóptero. ¿Cómo está viviendo Estados Unidos está trágica desaparición?
R Ha sido un shock para todos los estadounidenses, no solo para aquellos que aman el deporte. Kobe Bryant era uno de los grandes iconos de este país. Los americanos lo están viviendo como una gran pérdida. El luto está en la calle, en los medios, a todos los niveles...
P Siempre se ha dicho que Estados Unidos cuida a sus deportistas. ¿También a los músicos?
R Uno de los secretos que explica el importante papel que tiene la música clásica en Estados Unidos está en la gran cantidad de personas que apoyan la música a cualquier nivel.
P De un grande del baloncesto a un maestro de la música clásica, al que dedica su segundo trabajo discográfico. ¿Qué le ha llevado hasta Bach?
R Bach es un compositor omnipresente en la vida de cualquier músico, y sobre todo en la de un violinista. Empecé a trabajar sus sonatas y sus partitas desde muy joven. La primera vez que toqué una pieza suya fue con 9 años, el Preludio de la Partita nº3, que es parte del proyecto del disco. Así que, veinte años después, sigo con él. Mi relación con Bach es muy fluida y va evolucionando, con la madurez y experiencia que uno va cogiendo. Creo que este era un buen momento para poner mi interpretación y mis ideas respecto a Bach en un disco.
P El concierto del 11 de febrero en la Cartoixa de Valldemossa estará centrado en su álbum, todavía inédito, 'La sombra alargada de Bach'. Aunque ya ha ofrecido algunos recitales con las piezas de este disco. ¿Satisfecho con la respuesta del público?
R Sí. El mismo programa que tocaré en Valldemossa lo hice hace unos días en Palm Beach (Florida). Al público le confesé que cada vez que interpreto la Chacona [compuesta por Bach para acabar la partita para violín solo nº 2] descubro algo nuevo, a pesar de que haga años que la toco y a pesar de su complejidad y sus estructuras tan puras.
P ¿En qué proceso se encuentra actualmente su nuevo disco?
R Lo he estado grabando estos días en Londres, para la discográfica Orchid Classics [la misma con la que publicó su primera referencia, Through the Lens of Time]. Precisamente el concierto de Valldemossa supone el intermedio entras las dos sesiones de este trabajo. En la primera registré las dos partitas de Bach, las números 2 y 3, y la Sonata nº 2 de Eugène Ysaÿe, y en la segunda grabaré el Capricho nº 24 de Paganini, el Recitativo&Scherzo de Kreisler y Asturias leyenda de Albéniz
P ¿Cómo se maridan músicas tan dispares como las de Bach con las de Kreisler o Paganini?
R Siempre me fascinan este tipo de conexiones, de puentes, entre diferentes compositores a través del tiempo. Las partitas de Bach han influenciado a tantos compositores en los últimos 300 años que he querido reunir en el disco a algunos de ellos. Ysaÿe, por ejemplo, en su sonata que grabo, cita directamente a Bach
P A diferencia de los escenarios, los estudios los pisa poco a lo largo del año. ¿Cómo se desenvuelve en ese mundo, el de las grabaciones?
R En un estudio toco como si tuviera 400 personas delante. Prefiero grabar en salas a hacerlo en un estudio. Las paredes de corcho y el sonido seco de un estudio me incomodan. Me gusta más la acústica de una buena sala.
P La combinación del violín barroco, con cuerdas de tripa, con el violín moderno es una de las marcas de 'La sombra alargada de Bach'. ¿Por qué la interpretación barroca goza de tanta popularidad?
R Es parte de esa evolución de la que hablaba antes. Se ha investigado mucho sobre el mundo barroco, en mi opinión, tan bonito como complejo. Como intérprete es parte de un triángulo: tienes el compositor, el público y después estás tú. El público recibe la parte del compositor y del intérprete, y esa relación, en el siglo XX, ha cambiado bastante. A mí me llena mucho entender cómo tocaban en aquella época, cómo era su estilo, y encima hacerlo con un instrumento de época.
P Usted utiliza un violín de 1735, un Guarneri, uno de los más caros del mundo. ¿Qué se siente al abrazar un instrumento que es al mismo tiempo una pieza de museo?
R Sientes que abrazas la historia. Hay poco más de cien guarnerius en el mundo, de los cuales solo la mitad son tocados por violinistas de manera regular. El resto son piezas de museo o están en coleciones privadas. Que Mary Portman [así se llama su violín, de 1735, y que toma su nombre de una aristócrata que residió en Londres] sea mi herramienta de trabajo, mi compañera de viaje, es fantástico. Se me pone la piel de gallina al pensar que grandes músicos, como el mismo Kreisler, tocaron con este violín. Es un gran honor. No lo cambiaría por nada.
P ¿Cómo se explica que con tantos avances tecnológicos los violines modernos no superen en calidad a los antiguos?
R No los han superado, todavía, por diferentes razones. Los violines italianos como los guarnerius, stradivarius o los amati de finales del XVII y principos del XVIII son insuperables. Fueron como la tormenta perfecta, resultado de una combinación única. Son pura artesanía. Son como el vino, cuanto más tiempo pasa, mejor suenan. Los violines modernos pueden tener más volumen pero carecen de ese sonido tan particular y personal.
Festival George Sand Cuatro conciertos para el mes de febrero
Febrero se presenta cargado de conciertos. Además de los programados por el festival Pianino, el de Francisco Fullana (día 11) y el de la pianista Paula Ríos (día 22), hay que apuntar los del Festival George Sand, que tendrán lugar en el Centre de Cultura Sa Nostra de la calle Concepció. El primero de ellos llegará el día 12, a cargo del pianista italiano Domenico Codispoti, que centrará su actuación en el matrimonio Schumann. El cartel también incluye los de Enrique Bernaldo de Quirós y el barítono Miguel Alonso (día 14), el Ensemble Harmonie du Soir (día 19) y el del pianista boliviano Jorge Nava (día 21).
