Col·lapse. Màquina cèlibe es una retrospectiva del artista Joan Morey que descompone seis proyectos, todos performances, que ha realizado a lo largo de diez años, del 2007 al 2017. La idea, que antes de llegar al Casal Solleric ha pasado por el espacio Fabra i Coats de Barcelona y un museo de Bogotá, ha sido comisariada por Latitudes (Max Andrews y Mariana Cánepa Lun). Esta propuesta, que se inaugura mañana, es la primera que acoge la Planta Noble del Solleric desde que Aina Bauçà es su directoraAina Bauçà. Arranca en el patio, donde el espectador oirá unas voces. Luego, el recorrido es circular: "Cada uno decide si quiere seguir el orden cronológico o verlo al revés", dice el artista, que sugiere que esta muestra es una "autopsia" de sus performances construida a partir de vitrinas y pantallas. "Las performances pueden ser vistas en directo o en diferido", y es a partir de los vídeos que Morey ha convertido sus acciones artísticas en una exposición. Esta parte audiovisual se apoya en los elementos y materiales que se encuentran en el interior de las vitrinas, en las que hay desde objetos como pintauñas, guiones o fotografía de documentación a elementos de vestuario y atrezzo.

A Morey, este viaje a su pasado reciente le ha permitido poner en valor la importancia de la conversación y preservación de este tipo de elementos: "He ido conservando pequeñas cosas. Desde hojas manuscritas con anotaciones hechas mientras trabajábamos con un intérprete, al pintauñas de una actriz. Eso me ha hecho entender que aunque los artistas trabajemos con formatos efímeros, tenemos que tener maneras de conservar y preservar ciertos materiales. Si no lo hubiera hecho, no hubiera sido posible hacer Col·lapse. Màquina cèlibe. En este sentido, el artista explica que al verse en las pantallas alguno de los objetos que están en las vitrinas, se acentúa la veracidad y autenticidad. "Esto es lo que, como experiencia, me ha resultado más interesante".

Lo que siempre le ha obsesionado son “las desigualdades a las que estamos sometidos como ciudadanos”. Su manera de representarlas, en sus acciones artísticas, “puede ser a partir de las instrucciones que tiene seguir un intérprete, o utilizando estéticas que nos pueden remitir a estéticas más sadomasoquista o más sexual, donde se hace más evidente esta relación de poder entre un dueño y un esclavo”. Y celebra que, siendo un artista “demasiado viejo para presentarme al Art Jove y demasiado joven para una retrospectiva”, le hayan abierto las puertas del Solleric.

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