La ciudad romana de Palma podría haber ocupado hasta 22 hectáreas. Esta es una de las hipótesis novedosas que recoge el doctor en Arqueología Bartomeu Vallori (Selva, 1985) en su obra La ciutat romana de Palma, una topografia arqueològica. El investigador estará esta tarde en la biblioteca de Cort a las 19:00 horas para presentar el volumen que ha sido editado por el ayuntamiento de Palma.

Bartomeu Vallori acometió el ensamblaje de este estudio con el objetivo de reunir toda la información sobre la ciudad romana que se había generado en las últimas tres décadas como resultado del boom urbanístico, así como valorar hallazgos anteriores a esos años. El análisis exhaustivo de todo este material sería una de las novedades de este trabajo, como también lo es la visión diacrónica de la evolución de la ciudad romana que traza el autor. Ésta abarca sus más de 900 años de historia y muestra momentos muy diferentes, desde el florecimiento que vivió en el siglo II de nuestra era, a la decadencia en que se encontraba en el momento de la conquista islámica en el año 902. Sin embargo, la novedad más llamativa es, según reconoce el propio Vallori, su propuesta sobre la extensión de la Palma romana. Ésta tendría unas 22 hectáreas y no seis o seis y media, como se admitía hasta el momento.

Así el plano de la ciudad, fundada en el año 123 antes de Cristo, se dibujaría a partir de las actuales calles de Sant Bartomeu y Palau Reial, en su límite oeste, hasta Pelleteria; y de la plaza d'en Coll hasta el mar. Vallori afirma que esta extensión es equiparable a la de Pollentia, ciudad "gemela" de Palma.

Para Vallori esta circunstancia da una mayor credibilidad a su propuesta ya que "Palma y Pollentia comparten muchas características a nivel urbanístico, histórico y social", afirma el experto. Ambos asentamientos contaban con las magistraturas (cargos públicos) propias de una ciudad privilegiada y sus habitantes pertenecían a la tribu Velina, entendiendo tribu como una circunscripción electoral.

El investigador destaca que el hallazgo de necrópolis y vertederos ha ayudado a determinar cuáles eran los límites de la ciudad. Entre los restos más interesantes localizados en los últimos años Vallori menciona la cantera de la plaza Llorenç Villalonga, hoy oculta bajo el parking de un edificio de viviendas de lujo; y los restos de unos almacenes y de una necrópolis situados en la misma zona. Para el autor es una constante que, en este y otros casos, se pierda la gran oportunidad de musealizar los hallazgos.

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