El pianista búlgaro Ludmil Angelov recuerda perfectamente cuando fue su primer contacto con la música del compositor que más admira -"y que cada día admiro más"-: Frédéric Chopin. Tenía siete años y cogió unas partituras que tenía por casa del compositor polaco: "Eran de un Nocturno. No lo toqué, simplemente lo intenté, porque era muy joven. Pero recuerdo que se me puso la piel de gallina, me saltaron las lágrimas y entendí que esa era la música que yo quería aprender, entender e interpretar", cuenta. Ahora, aquel niño de siete años es uno de los intérpretes de Chopin más reconocidas, considerado un pianista virtuoso. Él se quita importancia: "Yo soy lo de menos. El intérprete es como un sacerdote. En mi caso, la música es mi religión, y tengo que servir a la palabra de Chopin", reflexiona.
Esta noche ofrecerá un recital íntegro del compositor polaco, "será estrictamente de piano", para celebrar el 210 aniversario del nacimiento del genio. Mañana también, en cambio, le acompañará la soprano Ina Kancheva, en el Melià Palma Marina: "Los dos conciertos serán tan diferentes como el día y la noche. En el primero, será muy poético, lleno de romanticismo y con emociones dispares, y todas las piezas serán de Chopin. La música de mañana será más moderna, del siglo XX, y habrá piezas de William Bolcom o Ástor Piazzolla, entre otros, que lo que tienen en común es que son adecuadas para ser interpretadas en una noche de cabaret", explica Angelov.
Un universo infinito
Para el pianista, mundialmente reconocido y laureado, el universo de Chopin es uno de los más estimulantes. "Es el compositor que mejor escribía de piano", asegura. Según su opinión, son varias las razones por las que su música es tan extraordinaria, sensible, emocionante y melódica: "Era un gran admirador de Bach y Mozart, algo que quiere decir que tenía en cuenta las normas clásicas y antiguas. También conocía y disfrutaba de la ópera italiana y el belcanto, por eso aprendió a hacer cantar al piano, que es un instrumento de percusión. Por otro lado, su padre era francés y su madre, polaca. Tener enraizadas la cultura latina y la eslava le aportó un gran universo de sensibilidad", manifiesta Angelov, que subraya que cada día aprende algo nuevo de en la obra de Chopin.
A su parecer "la música de Chopin llega de manera inmediata al corazón de las personas, porque está hecha desde el corazón, y el público lo capta". Además, asegura que tiene un don por "hacer melodías inolvidables". Para el pianista, el universo de Chopin es inabarcable, puesto que "la gente común no podemos entenderlo". No obstante, "podemos disfrutarlo y escuchar sus verdades a través de la música".
