La artista barcelonesa visibiliza en una instalación que puede verse en el Casal Solleric las horas que dedican las mujeres al trabajo doméstico y de cuidados sin remuneración.

Raquel Fiera lleva muchos años trabajando en proyectos de largo aliento. En casi todos ellos, ha trabajado con mujeres. "Soy economista y luego estudié Bellas Artes. Por eso, aúno en mis proyectos el tema del trabajo con el de género", explica la autora desde Barcelona, que no pudo acudir a la gala debido a las conexiones aéreas, afectadas por la borrasca Gloria.

El Ciutat de Palma d'Arts Visuals -uno de los menos concurridos en la historia del Ciutat de Palma en cuanto a artistas presentados- ha recaído en su proyecto One Year Women's Performance, donde registró el tiempo de los cuidados y las labores domésticas de doce mujeres. "Se tradujo todo aquello en que las mujeres están en una situación de pobreza de tiempo", comenta.

La pieza que puede verse en el Casal Solleric consiste en una instalación formada por tarjetas de fichar y un conjunto de fotografías y audios.

"El proyecto tuvo una duración de cerca de un año y lo realicé con mujeres de Sant Cugat", relata. "Durante un mes a cada una de ellas les llevaba un reloj para fichar y una cámara. Debían fichar cuando realizaran trabajos doméstidos no remunerados y fotografiarse", explica. "La obra, por supuesto, tiene un carácter reivindicativo y pretende visualizar esos trabajos", señala, y reconocer todas esas tareas imprescindibles para el mantenimiento de la vida y el funcionamiento del engranaje capitalista. De hecho, sin este tipo de tareas el sistema capitalista se colapsaría, indica la artista. Además, la obra hace evidente cómo, en un contexto europeo en el que prevalece el trabajo inmaterial, ciertas dimensiones de la subjetividad como el género siguen siendo manipuladas para establecer jerarquías entre diferentes trabajos, como en este caso el artístico y el doméstico o de cuidados.

El trabajo de Friera parte de la performance que realizó en los años ochenta Tehching Hsieh, que también duró un año. "Él fichaba cada hora que dedicaba al trabajo artístico. Con este proyecto quería transmitir que el trabajo del arte es la vida misma", apunta.

El jurado destacó de la obra de la barcelonesa el diálogo que establece con la historia de la performance desde una perspectiva de género para incidir en la visibilización del trabajo de las mujeres en los cuidados y la crianza, así como la excelencia en el nivel de producción, en especial el trabajo sonoro con el que se da voz a las participantes en el proyecto.