Tenía costumbre de respetar las nominaciones porque consideraba que quejarme equivalía a criticar a un árbitro de fútbol. Este año sin embargo la selección de películas deja más que perplejo, ofrece un puñado de aciertos y una carretada de malolientes contradicciones y omisiones.
1) La más clamorosa es el rechazo a las mujeres directoras. Lorene Scarafia (Estafadoras de Wall Street), Lulu Wang (L a despedida), Olivia Wilde ( Superempollonas), o Celine Sciamma ( Retrato de una mujer en llamas) merecían tanto la nominación como Todd Philips por Joker. De juzgado es la omisión de Greta Gerwig. Mujercitas opta a los premios a mejor película, mejor guion adaptado, mejor banda sonora, mejor vestuario, mejor actriz protagonista y mejor actriz secundaria. ¿La película se dirigió sola? ¿La sacó adelante un comité asambleario?
2) Las películas más nominadas tienen en primer plano a un incel (misógino extremo), un soldado raso y un mafioso. ¿Ese es el tipo de personajes que el comité de selección considera ejemplares? Por no hablar de Érase una vez en Hollywood, besos al espejo y trivialización de un grave crimen.
3) Joker es una interesante, potente derivación de las repetitivas historias de superhéroes; de ahí a que aspire a mejor película del año, uuff!
4) Para los afroamericanos el mensaje es claro: historias adocenadas tipo Doce años de esclavitud, sí; rompedoras como Nosotros, al foso.
5) Las escasas alegrías vienen con la magistral Parásitos, casi todos los actores y actrices nominados, y el documental macedonio Honeyland (esperemos que se estrene aquí) sobre el menguante oficio de la apicultura.
