Año 1984. Eclosión del punk en Mallorca. La expulsión de Jaume Triay de Virus marcó el nacimiento de Cerebros Exprimidos, "una formación que tiene el honor de ser el primer grupo de punk surgido en la isla", sostiene el historiador Tomeu Canyelles, quien también incide en el papel de pioneros de Eskoria. Ese mismo año confluyó el alumbramiento de Ràdio Activitat, punto de encuentro en las ondas de la contracultura musical isleña.

Estos son los hitos oficiales, sin embargo, el corrimiento de tierras favorable al punk había ocurrido antes de la llegada de Cerebros. Así lo atestigua Canyelles en la publicación ¡Esta es nuestra guerra! Historia oral del punk en Mallorca (Calumnia Edicions), que amplía, corrige y revisa una crónica sobre la cuestión ya publicada por el historiador en 2014.

Tomeu Canyelles.

Es en este nuevo libro -presentado ayer en Algaida- donde se documentan los prolegómenos punk de la isla. El movimiento nació en los setenta, con la crisis del petróleo del 73 como telón de fondo. "A finales de esta década me encontré con la sorpresa de una banda en la isla, los Offbeats, que incluían en su repertorio canciones de Ramones y participaban en festivales, comenta el cronista. "Tienen una canción propia que llevaba por título Franco está muerto", testifica, "un título que les trajo problemas con la Guardia Civil". Precursores hubo otros (aunque son escasos los testimonios sonoros): el grupo palmesano Alquitrán o Los pillastres de Manacor.

El movimiento punk, nacido a gritos y vestido de órdago al poder, se resistió a echar raíces en la isla. "Veníamos de una escena,ya encallada desde mediados de los 70, que tenía una alta dependencia de la actividad turística, lo que provocó que la entrada de las modas fuera más lenta", relata el historiador.

Fue en los ochenta cuando nacieron las principales bandas punk de Mallorca. "Había diferencias entre ellas. Eskoria era abiertamente anarquista y Cerebros jugaba más con el humor absurdo. Luego estaba Ruina social, un grupo bajo el marchamo del nihilismo adolescente [a lo Sex Pistols]".

En estas páginas, redactadas a golpe de entrevistas y testimonios, Canyelles ahonda en la historia de Cerebros, "una banda que al principio pocos se tomaban en serio pero que dio una gran lección a todo el mundo. Llegaron a conseguir contratos discográficos en Madrid", desvela.

Es en esta extensa crónica, "escrita para la ocasión en castellano porque muchas personas de la escena de la península me lo pidieron", donde también se recopilan los numerosos fanzines que nacieron al calor del DIY (Do it yourself), lema punk por antonomasia.

Mientras el historiador iba elaborando el relato y estableciendo una genealogía del movimiento en la isla, cayó en la cuenta de que se trataba de una historia "muy masculinizada", "sobre todo en los ochenta". Consciente de la necesidad de ampliar la lectura historiográfica, sus esfuerzos documentales se concretaron en varios hallazgos de bandas de mujeres. "Las hienas fue el primer grupo punk sólo de chicas en la isla. Las contextualizamos en los 80, en aquella escena, pese a que, más que punks, eran rockeras", señala. En los noventa, Canyelles acredita la existencia de otras female-bands: Egan Suguia o Las niñas de Alcàsser. "Imprescindible es también hablar de Macky Chuca, de Mostros, un grupo muy querido en la isla", agrega.

Fue también en los noventa y en época de bonanza económica, cuando el punk abandona el tono nihilista y destructivo, "e introduce la conciencia y la voluntad de transformación social": se manifiesta el mensaje de género o el veganismo.

A día de hoy, el movimiento sigue vivo, "a pesar de ser una historia de minorías en Mallorca". El bastión sigue estando en los locales del hipódromo.