Acumula varios premios, pero este último no se lo esperaba para nada. El escritor Jaume C. Pons Alorda (Caimari, 1984) se llevó el galardón Ciutat de Tarragona de novela Pin i Soler el pasado mes de mayo con Ciutat de Mal (Angle Editorial, 2019). Se trata de un libro escrito desde la libertad absoluta, con alegría y con compromiso. Ágil, poética y llena de magia, esta es una novela que tiene la ambición de empujar al lector a reflexionar sobre la situación política y social. Lo hace a partir de la ciencia ficción, dice el autor, porque es un género que "habla de la realidad con más libertad y profundidad que el costumbrista o realista"; y porque "la vida es mucho más fascinante que lo que los sentidos, la razón y el juicio nos descubren, por eso necesitamos la pasión y la aventura, la hipérbole y la energía". Mañana jueves, 19 de diciembre, Pons Alorda presentará el libro en la librería Drac Màgic (Palma) a las 19 horas, abrazado por Begoña Méndez (que acaba de publicar su libro Una flor sin pupila y la mujer de nieve) y el poeta Angel Terrón, que cocinará coca mallorquina para degustar en familia. El encuentro será una celebración, por el premio Pin y Soler y porque "Ciutat de Mal es una de las novelas finalistas en los premios de Òmnium a mejor novela de 2019".

En Ciutat de Mal, "que es Palma porque así se referían a ella poetas de los años 70 como Andreu Vidal (que sale reverenciado en la novela), pero que también trasciende Palma", se presentan tres historias protagonizadas por tres personajes diferentes, con sus conflictos particulares, pero que acaban confluyendo al final de la narración. Un final que es "inesperado, apoteósico" y con el que "todo el mundo flipa", señala el autor.

Esta Ciutat de Mal está gobernada por El Constructor, que acumula en sus manos todo el poder; un personaje que simboliza la destrucción de Mallorca, isla con un paisaje dominado por el cemento. "Me sirve para hablar de los peligros de la construcción excesiva sobre un territorio concreto, El Constructor es un ser maléfico que permite la destrucción". Aunque, por suerte, el planeta de Ciutat de Mal es sabio y encuentra su manera de rebelarse contra el orden tiránico: a partir de la mutación constante. Y esta es la idea final del libro, la revuelta perpetua: "Hemos de rebelarnos para conseguir una sociedad más justa, con conciencia ecológica y que sea feminista".

Uno de los personajes es L'escriptor, alguien con problemas de identidad que nacen, en gran medida, por el hecho de ser un treintañero virgen: "Que exista una paranoia a partir de algo insignificante, demuestra cómo esta sociedad nos hace enfermar, porque quien no se adapta a la norma se convierte en anómalo". A su vez, este personaje siente devoción por Iannis de Corfú, nombre con el que Pons Alorda se refiere a Miquel Barceló (por quien el autor siente, como el personaje, una profunda admiración). La voluntad de Pons Alorda era homenajearlo, pero consideró "cutre" hacerlo con su nombre de pila, porque "Miquel Barceló es más que Miquel Barceló. Ha creado un personaje pictórico y literario. El escritor francés Hervé Guibert había hablado de él con el nombre Iannis de Corfú en el libro L'home del barret vermell. Así que hice el doble homenaje recuperando el personaje de Guibert", explica el autor de Ciutat de Mal.

El pintor de Felanitx no es la única persona real que aparece con otro nombre en la novela, a los que Pons Alorda les da "una forma ancestral": "Cuando hablas con estos personajes (se refiere a Bartomeu Fiol, Hilari de Cara, Angel Terrón...) ves que no son simples personas, sino que parecen casi criaturas semidivinas. Esto es un homenaje a la poeta Anna Gual, con la que estoy casado, y que publicó el libro Altres semideus, en el que habla sobre crear semidioses a partir de entidades importantes de nuestra vida, dándoles una dimensión mayor", reflexiona.

Voluntariamente feminista

Una joven embarazada que decide parir y la geperudeta, que en un primer momento era un hombre, protagonizan las otras dos historias. Muy conscientemente, Pons Alorda cambió el género del personaje de la geperudeta: "Me ha pasado que, como autor, las primeras decisiones que he tomado están marcadas por esta sociedad patriarcal y machista en la que vivimos. Nos guste o no, tenemos que tomar decisiones conscientes para que el mundo sea más femenino y feminista", manifiesta el escritor.

Ciutat de Mal está escrita desde la alegría y la esperanza. "El mal es el trampolín que nos ayuda a llegar al bien", apunta Pons Alorda, que llama a la rebelión perpetua para convertir en riqueza todos los males de una "sociedad que fomenta la mediocridad". ¿Cómo? "Con pasión, exaltación, euforia y mucha ilusión".