En Interstellar (C. Nolan, 2014) un científico-astronauta inicia un largo viaje, rodeando incluso un agujero negro, para salvar a sus hijos y a la humanidad. Próxima ofrece una antítesis de ese argumento. En las semanas previas a una sencilla misión espacial actual, una astronauta (Green) intenta no perder su humanidad, no ser un robot con algo de carne y hueso. Se niega, a pesar de las indicaciones de sus instructores y compañeros, a romper el cordón con su hija de ocho años.
Eso es todo, y no es poco. Los psicólogos, en situaciones de máximo estrés recomiendan compartimentar, centrarse al cien por cien en la actividad de cada momento; trabajo cuando se trabaja, descanso y relax cuando no. La película defiende no llevar eso al límite. La protagonista lucha porque los hombres, mayoría en su entorno, entiendan que una pequeña disminución en su concentración se compensa con una igual o mayor motivación para seguir adelante. Con el esfuerzo adicional de exigir a su exmarido que se ocupe por primera vez, en serio, de la niña.
También se muestra la dificultad de la niña para aceptar la separación de la madre, sus nervios al mudarse con su padre, su temor a que la misión sufra un accidente, su ilusión por ver a su madre viajar al espacio. Todo esto se cuenta con mucha sencillez. Aunque sea una película de ambición y suspense muy limitados, aunque al final meta una secuencia de melodrama, el mensaje no es baladí: una madre divorciada puede ser una profesional igual de eficaz que un hombre con o sin esas circunstancias.
Próxima
Francia, Alemania, 107 min.
***½
Director: Alice Winocour. Actores: Eva Green, Matt Dillon, Celie Bouilant, Lars Eidinger. Cines: Augusta, CineCiutat.
