Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica de teatro

Los niños muertos no lloran

Tiendo a pensar que cuando una escribe desde la verdad, las palabras se filtran mejor, llegan antes, o quizá de manera más efectiva. Pero también conlleva riesgos contar desde las entrañas, desde la experiencia, el dolor. Uno de ellos es que las ideas reboten con fuerza, que produzcan ruido, confusión, o que los sentimientos expresados pesen demasiado o resuenen lejanos en espectadores que jamás pasaron por ello.

Viene a confesar la autora que escribió la historia por la necesidad de hacerlo, como aquel que tiene sed y simplemente bebe. Y se nota, casi siempre para bien, por esa franqueza innegociable que engendra cosas bellas. Hay redundancias en el texto, una metáfora que funciona pero que se explica y se subraya en más de una ocasión, y recursos estilísticos y de escenografía que no acabo de digerir. Y también hay evolución en el personaje protagonista, y un discurso que esquiva los dogmatismos y, ante todo, una encomiable pretensión de compartir una vivencia traumática con esos perfectos desconocidos que se sientan ante un escenario para que les cuenten o les canten, para que les remuevan por dentro, para que les susciten dudas, como mínimo para que les agites durante hora y media. Se puede ser más o menos permeable al drama que supone el aborto, los dilemas que en ocasiones la vida te pone por delante, pero es casi imposible no sentirte más humano después de que una dramaturga - con el soporte de una dirección con oficio y seis buenos intérpretes - se haya vaciado para recordar, por ejemplo, que por mucho que nos joda a veces pasan cosas muy chungas y que los niños muertos no lloran.

Una gossa en un descampat

Teatre de Manacor /

Teatre Principal de Palma

***½

Autora: Clàudia Cedó.

Dirección: Sergi Belbel.

Reparto: Maria Rodríguez, Anna Barrachina, Queralt Casasayas, Míriam Monlleó, Pep Ambrós y Xavi Ricart.

Compartir el artículo

stats