Sol casi todo el año, un patrimonio arquitectónico que inunda sus calles de turistas, megacruceros y rodajes, muchos rodajes. Palma no solo está de Palmamoda que, por un lado, suponen unos ingresos para el ayuntamiento y, por otro, provocan el malestar entre los vecinos, que se quejan de las prohibiciones de aparcamiento y ocupación de la vía pública y de que los beneficios económicos no se destinan a los barrios donde tienen lugar las filmaciones.

En lo que va de año, las calles de Palma han sido escenario de 172 rodajes, la mayoría dedicados a la fotografía (69); reportajes, documentales, programas de televisión y videoclips (64); y publicidad (28). Unas cifras que reflejan la tendencia al alza de la ciudad desde 2012, cuando se registraron 117 filmaciones. Desde entonces, el incremento ha sido significativo: 161 en 2013, 137 en 2014, 151 en 2015, 171 en 2016, 217 en 2017 y cifra récord en 2018, cuando se realizaron 209 rodajes en Ciutat.

Ciudad de cine

"Palma es una ciudad de cine", afirma el regidor de Participación Ciudadana en Cort, Alberto Jarabo, quien cita el atractivo arquitectónico, las condiciones climatológicas y de luz de Ciutat, el apoyo que se da desde las administraciones públicas a todas las políticas de rodaje y el trabajo que hace la Palma Film a la hora de explicar estos "buenos resultados". En el ayuntamiento suena la caja registradora. El impacto económico en Palma que produjeron los rodajes de 2018 fue de 5.718.971 euros, sobre un presupuesto total de inversión de 22 millones de euros. En esas filmaciones trabajaron, en los equipos de producción, 3.015 personas, de las cuales 1.837 fueron profesionales locales. Asimismo se contrataron 4.617 pernoctaciones.

Es el servicio público municipal Palma Film Office el que se encarga de facilitar el desarrollo local de la industria audiovisual y agilizar el trabajo de las producciones que tienen como escenario la ciudad. También gestiona la tramitación de los procedimientos administrativos asociados a los rodajes en coordinación con todas las administraciones públicas involucradas en la gestión de permisos. ¿Y qué cuesta rodar en Palma? La tarifa por día para ocupar la vía pública -con cámaras fijas, grúas, focos, grupos electrógenos, cableado, decorados y cátering- oscila entre los 265 y los 530 euros, dependiendo de si la productora tiene firmado o no un convenio que le brinda descuentos.

Las producciones españolas encabezan el ranking de rodajes en este 2019, con 52, seguidas de las alemanas (18), inglesas (7) y, en menor número, también de Irlanda, Suecia, México, Estados Unidos, República Checa, Dinamarca, Suiza y Japón. "Palma tiene unas localizaciones más atractivas que sus competidoras en Europa, como pueden ser distintas ciudades de Croacia, Turquía o Malta", apunta Jarabo.

Los lugares más solicitados a la hora de rodar son el Castell de Bellver, Passeig Mallorca, Es Baluard, Parc de la Riera, Born, Dalt Murada, Plaça Olivar, Passeig Sagrera, Portitxol, Parc de la Mar, Sant Magí (Teatre Mar i Terra) y, sobre todo, el casco antiguo.

Quejas de los residentes

"Hasta ahora hemos recibido muy poquitas quejas para la cantidad de rodajes que hay en Palma", asegura el regidor de Participación Ciudadana. "Normalmente la polícia local, la productora y los vecinos llegan a algún tipo de acuerdo, sobre todo para las cuestiones de movilidad. Hay personas que necesitan que el coche entre hasta alguna zona que está inhabilitada para el acceso esos días porque hay un rodaje y lo que se les da son planos con los itinerarios alternativos para poder llegar hasta ahí. O se les marcan muy bien los horarios en los que pueden acceder a sus plazas de garaje o al portal de sus casas, y eso evidentemente sí que genera unas molestias. Esa es la única queja que hemos recibido", insiste Jarabo.

La última decisión que se ha tomado en el ayuntamiento es la de hacer descuentos para aquellas zonas vecinales a las que se les ha quitado plazas en superficie, como es la plaça del Mercat, donde suele haber numerosos rodajes. "Ahí se ha reducido en un 60 por ciento las tarifas de los aparcamientos públicos", indican desde Cort.

"La Palma Film Office hará muy bien su papel pero los rodajes caen sobre las espaldas de los vecinos", espeta Jordi Bayona, miembro de la Associació de Veïns Canamunt-Ciutat Antiga. "En Sa Gerreria ya no se puede aparcar, solo las obras de hoteles de lujo han restado un tercio de las plazas. Y con los rodajes, pues llueve sobre mojado. Sé que hablamos de una zona que cinematográficamente da mucho de sí pero Plaça de Quadrado, Plaça Quartera y alrededores están colapsadas cada dos por tres, sin zonas para aparcar durante toda una semana. Si Palma ya era un parque temático ahora nos ponen hasta los decorados", protesta.

Desde la Associació de Veïns Canamunt-Ciutat Antiga piden que "los beneficios económicos que dejan los rodajes también sean provechosos para los vecinos porque las cargas y perjuicios caen sobre nosotros".

"Últimamente la concentración de rodajes es grande y no solo ocasionan problemas de aparcamiento, también de circulación. Los camiones ocupan zonas de párking y calles enteras, y nunca sabes cuándo ruedan y cuándo no. Y encima te colocan la señal de 'prohibido aparcar' el día antes. Cometen un abuso del espacio público para fines particulares. Todo esto está mal gestionado", denuncia el activista Manel Domènech, del colectivo Ciutat per a qui l'habita.

El descontento con los rodajes no se limita al centro de Palma. El pasado viernes se rodaba en Es Molinar una nueva entrega de The Mallorca Files, la serie criminal de la BBC. Parte del Born y de la calle Vicari Joaquim Fuster estaban precintadas, con prohibición de aparcar, entre las 06 y las 22 horas. "No es justo", espetaba Gino de Giorgio, responsable de la Pizzeria Cucina Italiana. "Llevo media hora buscando dónde aparcar. No tienen respeto por los que tenemos un negocio aquí. Y la queja no es solo mía, también de muchos clientes de este restaurante. Con los rodajes perdemos dinero", subrayó.

"No es lógico que se prohíba aparcar a las seis de la mañana y no veas ni una sola cámara hasta última hora de la tarde", protestaba Mariano Rupérez, vecino del Molinar, mientras paseaba con su perro por el Born.