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Entrevista

Albert Salazar: "La primera vez que leí el texto de 'A.k.a.' sentí un nudo en el estómago"

El Teatre del Mar programa esta pieza que trata, a través de un monólogo, temas como el racismo o la identidad

Albert Salazar, premio Max a Mejor Actor. roser blanch

Se estrenó en febrero de 2018 y, desde entonces, no ha parado de llenar salas y cosechar éxitos, convirtiéndose en un fenómeno juvenil. Del 6 al 8 de diciembre estará en el Teatre del Mar. El actor que da vida a Carlos, Albert Salazar, sigue sin creerse hasta donde ha llegado el proyecto.

P A.k.a. se estrenó con rotundo éxito en Barcelona, pasando por tres salas. Llegó a Madrid hace unas semanas. ¿Cómo les recibieron allí?

R Estábamos bastante cagados, a pesar de el éxito en Barcelona, porque el público es diferente, y la voz no había llegado a Madrid. Pero los primeros días funcionó bien el boca-oreja, y al tercer día llenamos el Teatro de La Abadía. Así que felices.

P Carlos es el personaje que interpreta en A.k.a. Tiene quince años, lleva sudadera con capucha y se mueve en monopatín. ¿Qué se esconde detrás de esta fachada?

R Carlos es adoptado, y siempre dice que está bien pero se esconde tras esa capucha. No quiere estar mal e intenta no pensar en según que cosas e intenta hacer su vida normal.

P Por este papel recibió el premio Max a Mejor Actor, un reconocimiento que le llega con 23 años. ¿Qué ha significado este premio para usted?

R Aluciné. Este proyecto empezó en una cocina de un centro cívico, allí ensayamos, y no sabíamos dónde acabaríamos. Si en esa cocina me dicen que me darán el Max, no me lo creo. Para nosotros el premio es que la pieza funcione, que siga haciéndose, porque pensamos que es necesaria.

P ¿Por qué es necesaria?

R Porque habla del racismo y de la identidad, temas que no tenemos para nada superados. Creo que como sociedad tenemos mucho trabajo en este sentido, y si con la obra podemos aportar nuestro granito de arena, adelante.

P Daniel Meyer, autor del texto, también se hizo con un Max, el de Mejor Autoría Revelación. ¿Recuerda qué pensó la primera vez que lo leyó?

R Recuerdo que me lo enviaron, proponiéndome el proyecto. Y cuando lo leí flipé y sentí un nudo en el estómago. Pensé que el texto valía mucho la pena. Lo quise hacer sin pensarlo. Después, en la primera lectura en la sala de ensayo, vi todo el trabajo que había. Al tratarse de un monólogo, y estar tú solo, es fácil caer en la monotonía.

P Y aquí entra la otra pieza clave en la obra, la directora Montse Rodríguez. ¿Cómo lo trabajaron, qué directrices le dio?

R Montse ha sido la que lo ha maquinado todo y la esencia del proyecto. Trabajábamos mucho desde mí mismo, a partir de lo que podía hacer como actor. Hacíamos propuestas los dos e íbamos viendo qué funcionaba y qué no.

P Dicen de su actuación que es extraordinaria. Corre, baila, salta... Y, además de Carlos, interpreta a otros personajes. Es un papel exigente. ¿Cómo se prepara para esto?

R Pues con un calentamiento de media hora antes de cada función y mucho trabajo hecho en casa, para que antes de entrar en el escenario el cuerpo haga un click y sea fácil.

P¿Nota mucha diferencia entre ahora y cómo se encontraba físicamente al principio?

R Una diferencia abismal. Recuerdo que al principio no podía ni moverme, tenía agujetas hasta en las orejas. Poco a poco encuentras los mecanismos para cansarte menos, saber donde focalizar la energía... Voy mejorando.

P A.k.a. rompe la cuarta pared, en la obra se interactúa con el público. ¿Qué sensaciones recibe de los espectadores?

R Cada día una diferente. Me emociona que el público se meta tanto en la historia. Para mí es un personaje más.

P A partir de su personaje, la obra reflexiona sobre quiénes somos, quiénes somos según los demás y quiénes somos según nosotros mismos. Cómo Albert Salazar, ¿ha llegado a alguna conclusión?

R Sí, total. Más que en el sentido de identidad, porque saber quiénes somos es algo que cada uno vive a su manera, y no solo los jóvenes, también los adultos, y creo que nunca lo llegaremos a descubrir. Más que con eso, he pensado mucho sobre el racismo. Esta obra me ha hecho ver que tenemos mil microracismos implantados en el cerebro que tenemos que eliminar. Tenemos mucho trabajo por hacer.

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