Ariel Rot está en Mallorca rodando uno de los capítulos de Un país para escucharlo, el programa de Televisión Española en el que se ha estrenado como presentador y que le está llevando a conocer la escena musical de diferentes puntos de la geografía española.

P ¿Cómo está llevando este cambio de rol?

R Al principio un poco sorprendido de pasar a ser el que pregunta en vez del que responde, me costaba un poco ser sintético. Como experiencia es increíble, poder conocer así las ciudades, la gente, los músicos. Comparto música con muchas personas, en cada programa toco con dos o tres artistas distintos. Es de las cosas más importantes que he hecho en mi vida, porque es una experiencia que cuesta digerir, es tan intenso cada día que luego las cosas se quedan ahí dando vueltas, recordando momentos. Pasan muchas cosas cada en salida.

P Despúes de tantos kilómetros recorridos, ¿cómo ha cambiado su visión del territorio y de la escena musical?

R Te hace tener un mapa sonoro. Uno conoce artistas, pero no los identifica o no se preocupa por saber de dónde son y, de repente, cuando lo ves todo concentrado, empiezas a entender la identidad. Por qué vienen las cosas y a qué responde la sonoridad, la estética, el discurso, todo tiene un motivo y aquí se ve y lo empiezas a entender mejor.

P ¿Ha tenido tiempo de hacer ese mapa sonoro de Mallorca?

R No es fácil, pero por los artistas que tenemos, me da la sensación de que hay muy buenos músicos y de que hay una gran influencia del pop del bueno. Cantar en inglés, componer con influencia beatle, cierto toque tal vez melancólico en las propuestas. Se nota la presencia extranjera, que en un momento llegaron músicos de fuera y los locales se impregnaron. Aquí hay solidez musical. Hay sitios que son más punkies y en Mallorca, me da la sensación de que la gente maneja acordes, armonías, la cosa vocal, de modo bastante exquisito.

P ¿Cómo vive la experiencia de tocar con gente tan diversa?

R He colaborado antes con otros artistas, pero siempre en territorio familiar y aquí, de repente, estoy tocando con gente que a priori tiene mucho menos que ver conmigo. Me encanta porque siento que tengo capacidad para poder hacerlo. A pesar de que se me conoce por tocar en bandas de rock creo que mi universo musical se amplió mucho y poder ejercerlo y tocar con gente con distintas personalidades y espíritus es una experiencia maravillosa. Descubres gente que no conocías muy bien o que los encasillaba porque uno también tiene prejuicios y de repente me han sorprendido para bien. Toda la parte humana ha sido impecable.

P ¿Retomará su agenda de conciertos cuando finalice el rodaje del programa?

R Ahora quiero parar y organizar un poco cuestiones personales, domésticas y familiares. En febrero retomo los últimos conciertos de la despedida de Tequila que termina el 20 de marzo en la sala Wizink de Madrid. No sé si será una despedida definitiva, pero sí será por mucho tiempo. Y después tengo la agenda en blanco.

P ¿Cómo se siente al despedir a su primera banda?

R Bueno, yo ya me despedí de esa banda en el año 83. Empiezo a extrañar volver a mi repertorio y a mi último rol de solista, a mis canciones. Todo esto lo he aparcado durante esta despedida, que ha sido intensa, y tengo ganas de retomar mis distintos formatos.

P Lo ha hecho todo en el mundo de la música, ¿qué es lo próximo que le gustaría abordar?

R Hace una año no sabía que iba a presentar un programa, no me lo hubiera esperado y no quiero abandonar esta manera de comunicar. Quiero hacerlo todo, si hay un grupo que me fascina, me gustaría ser productor. Si un cantante que me enamora, me gustaría ser guitarrista si no, tendré que dedicarme al amor propio

P ¿Tiene previsto grabar un nuevo disco en solitario?

R Me gustaría hacer uno más, es mi deber. El último dejó un título que se convirtió en una palabra muy desagradable, La manada. Solo por eso creo que tengo que hacer un disco, para que mi último álbum no se llame así.