Escuchar a Andreu Bennàssar i Bonet (Santanyí cómo toca su piano Kawai es un auténtico placer pero entregarse en el sofá de su casa al relato de sus anécdotas supone un regalo para los sentidos. Poseedor de una memoria privilegiada, este compositor, concertista y profesor ejecuta a sus 79 años los temas sin partitura y viaja en el tiempo con una agilidad propia de su digitación, de un modo fácil, con los tiempos siempre medidos, brillante y divertido. "La Dietrich me enseñó sus piernas, las más bonitas de Europa", asegura con una sonrisa pícara ante la presencia de su mujer, Bàrbara Pons, con quien lleva casado "solo cuarenta años", apunta ella. Ambos se conocieron en la sala de fiestas más famosa en la Mallorca del siglo XX, Tito's, donde Bennàssar trabajó como pianista titular durante 22 años, entre 1958 y 1980. "Tocar tanto tiempo allí ha sido el regalo más maravilloso que me ha dado la vida", confiesa entre fotografías de Maurice Chevalier, Sacha Distel, Shirley Bassey, Charles Aznavour, Mireille Mathieu, Gilbert Becaud, Ray Charles, Josephine Baker, Tom Jones, Charles Trenet, Carmen Sevilla y otras tantas figuras con las que se codeó. Testigo de una Mallorca que se nos escapa, sigue en activo, haciendo suya la célebre frase de Louis Armstrong: "Los músicos no se retiran, paran cuando no hay más música en ellos". Su último trabajo, el número 13 en su discografía, lleva por título Esperança.

Esperança es un disco muy personal que reúne una pequeña selección de la extensa obra de Bennàssar y también es su primer álbum como autor e intérprete de todos los temas. "Es una música más bien romántica, porque yo soy un romántico absoluto, con un estilo muy de Chopin, un compositor que me encanta", reconoce.

Experimentar o perder el tiempo

Experimentar o perder el tiempo

Fue su propio padre quien le dio la primera oportunidad en la Banda de Música de Santanyí, de la que fue director durante más de cuatro décadas. Tan solo tenía ocho años y por entonces tocaba el requinto. Su encuentro con el piano se produjo a los diez años de edad y en sus comienzos se entregó a las teclas sin maestro. "Experimentaba con el piano, o perdía el tiempo, según se mire", recuerda con una carcajada. Con el tiempo enriquecería sus conocimientos musicales, primero con Francisco Torres Navarro y posteriormente con el eminente compositor Antoni Torrandell, lo que le permitió obtener la calificación académica de excelente en sus estudios de piano, que culminó con el virtuosismo en 1969.

Como intérprete de música ligera se subió a los escenarios de las salas de fiestas más populares en la Palma de los años 50, como el Trocadero, abierta en la Rambla en 1932 y donde recibió su primera paga -125 pesetas al día-; o Sésamo, donde actuó durante ocho meses con Bonet de San Pedro, "un genio que, quizá, bebía un poco demasiado".

Su vida dio un vuelco en 1958, cuando la casualidad quiso que Pedro Sánchez García, director de la Orquestra Tito's y amigo del propietario de esta sala, le escuchara tocar un estudio de Chopin al piano al pasar junto a su casa. "Me pidieron una prueba. Entrar en Tito's era muy difícil, había que leer a primera vista las partituras que te iban pasando y a pesar de que me iban cambiando las tonalidades, mi veteranía se impuso finalmente", recuerda orgulloso. En Tito's permaneció 22 años, los 365 días de cada uno de ellos, "salvo los jueves, viernes y sábados de Semana Santa, aclara. Como pianista tocaba con la Orquestra Tito's, formada por 14 instrumentistas, algunos de renombre, como el percusionista Ramón Farrán, que luego se casó con la hija de Robert Graves, Lucía; el saxofonista y violinista Salvador Font 'Mantequilla'; o Manolo Bolao, "un músico muy intuitivo", subraya.

Uno de los grandes episodios de su vida musical tuvo como protagonista a Marlene Dietrich. La diva actuó en Palma a principios de los años 70, con 64 años, aun conservando "las piernas más bonitas de Europa". Cantó solo una noche y cobró "un millón de pesetas", asegura Bennàssar. Con un grupo de amigos, él le esperó a pie de avión, en Son Sant Joan, ramo de flores en mano. La estrella alemana tardó lo suyo en bajar del aparato y no lo hizo hasta que llegó el Mercedes que había solicitado. Ya en Tito's, entre bambalinas, Bennàssar y sus compañeros le pidieron que les enseñara sus sexis piernas. "Ella estaba con su séquito -relata el pianista-. Una persona le depilaba las cejas, otra los pelos de no sé dónde, otra la cepillaba... Nos miró, y tras decir que sí, se levantó la falda. Nos sonrió, y también se quitó lo de arriba".

Bennàssar, a la derecha, con el icono musical Josephin Baker.

Tampoco olvida el día en que actuó junto a Josephine Baker, con Grace Kelly y Rainiero de Mónaco entre el público, recién casados. "Cuando los espectadores se dieron cuenta de que estaban, hubo platos rotos, patinazos, empujones... Todos querían un autógrafo. Aquello fue un desastre", rememora. Su álbum de recuerdos incluye a un "simpatiquísimo" Sean Connery, con quien tomó café y al que preguntó si llevaba su pistola de James Bond; Gilbert Becaud, "un poeta del piano"; Charles Aznavour, "una bellísima persona"; o Ray Charles, quien "no se separó de tres chicas" durante el primer show que ofreció en Tito's.

La Orquestra Tito's, donde coincidieron auténticas figuras de la música.

Su nuevo disco

El último trabajo de Bennàssar se ha publicado este año, reúne doce temas instrumentales y lleva por título Esperança. Es un homenaje a sus padres por el apoyo que siempre le brindaron.