Gamberra, frívola, grotesca, picante, divertida, canalla y crítica. Así es La Corte del faraón, espectáculo dirigido por el catalán Ricard Reguant, que triunfó este verano en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, donde la vieron 14.000 espectadores (hubo cinco funciones), que se pusieron de pie cada vez que bajó el telón. En su elenco cuenta con la celebrada y carismática actriz Itziar Castro como protagonista, y también está el actor mallorquín Joan Carles Bestard, alter ego de Madò Pereta (o al revés). Ambos, junto al director, estuvieron ayer en Trui Teatre para presentar este "divertimento", que podrá verse en el espacio palmesano del 26 al 29 de diciembre. Es la apuesta teatral del grupo Trui para las Navidades que se acercan.

La Corte del faraón parte de un hecho bíblico, pues cuenta la historia de José en forma de vodevil políticamente incorrecto, que cuenta con "accidentes" que acercan la historia a un terreno más actual. La propuesta de Reguant es una alocada relectura del título original, La Corte del Faraón, zarzuela "que en su momento ya fue rompedora" (se estrenó en Madrid en 1910), motivo por el cual estuvo prohibida 30 años durante la dictadura franquista. Aunque a principios del siglo XX fue muy popular en España, hasta que llegó la censura.

El director decidió ponerla otra vez en su sitio, en un escenario, dándole una vuelta de tuerca y presentando una propuesta en la que "la crítica social se cuela entre broma y broma. Cuando la leí para presentarla en el Festival de Mérida, sentí que el proyecto era una obligación", dijo ayer en la rueda de prensa.

Una obra reivindicativa

No se aleja mucho la opinión de Itziar Castro, que manifestó también que, cuando leyó el libreto original (que firman Guillermo Perrín y Miguel de Palacios), le resultó un texto "totalmente vigente". Además, afirmó que la obra ya era políticamente incorrecta -"por algo la censuraron", interrumpió Bestard- a principios del siglo pasado. A esa transgresión ya existente, Reguant le añade nuevos elementos "que juntos forman un cóctel grotesco y picantón", apuntó Castro. "Es incluso arriesgada por haberle cambiado el género al faraón [un hombre interpretado por una mujer, aunque "jugamos con el público", no está muy claro si es una cosa o la otra]". La actriz considera que este es un buen momento para que esta obra llegue a los escenarios, ya que "cuando intentan limitar las libertades, el arte tiene que reivindicar lo contrario". Y esta es, según Reguant, y también Bestard, una obra que, a pesar de sus bromas, sus provocaciones y su aparente frivolidad, "defiende la libertad".

Joan Carles Bestard, la huella mallorquina del equipo de La Corte del faraón, se muestra encantado de poder trabajar mano a mano con Castro: "Es un animal escénico, con ella he aprendido mucho como actor". Además, está agradecido de formar parte de este espectáculo, "que es puro divertimento": "Estar aquí es para mí un paso muy difícil de olvidar".

Una fiesta. En esto se convierte el espacio escénico durante la hora y cuarenta minutos que dura la representación, que tiene también la música y el baile como protagonistas: "Se interpretan todas las canciones de la zarzuela original, pero hay tres que son nuevas", señaló el director. Todo está hecho con la intención de rendir un homenaje a la obra original -"un clásico", dice Reguant- haciéndola atractiva para un público joven, al que atrapa por su carácter gamberro y moderno.

Pero no solo divierte a los jóvenes, sino a todos los asistentes. Así lo confirmaron tanto los intérpretes como el director: "La cuarta pared desaparece. En esta obra todos, todas y todes son participantes. Increpamos y jugamos con el público, lo implicamos. Y no solo desde el escenario, bajamos hasta donde están", advirtieron.

Palma será la ciudad en la que arrancará la gira del faraón y su corte, después de su triunfo en Mérida.