La Granja vuelve a mirarse en el espejo. Si hace un año el grupo de Miquel Gibert, Guillem Porcel, Kiko Riera, Carlos Garau y Pablo Ochando apostó por un ejercicio de instrospección centrado en su mejor trabajo, Soñando en tres colores, el de los himnos juveniles, en esta ocasión hacen lo mismo con su álbum más comercial, Azul eléctrica emoción, un disco de pop-rock que les situó en lo más alto de las listas de una España que saboreaba la resaca de la Movida.

El motivo es el mismo, el de celebrar el 30 aniversario de un LP que enamoró a todo el mundo: Rockdelux lo eligió el Mejor álbum español de 1989, El País lo incluyó en una lista dedicada a 25 discos de pop-rock español que debes escuchar antes de los 18, y el reputado crítico Jesús Ordovás lo seleccionó para su libro Los 100 discos esenciales del pop español.

"Con Azul eléctrica emoción subimos un escalón, dimos un salto a nivel de ventas y tuvimos muy buenas críticas", reconocían ayer Guillem Porcel y Miquel Gibert mientras tomaban un café en Es Gremi, el lugar donde preparan este concierto conmemorativo que tendrá lugar el próximo día 29 a partir de las 21 horas (entradas anticipadas, 20 euros).

"Hasta nuestro segundo disco, Soñando en tres colores, no creíamos tener acceso al gran público. Éramos una banda de minorías a la que nos había ido todo muy bien. Con este Azul eléctrica emoción todo cambió", recuerda Porcel en referencia a un trabajo que contiene temas mayúsculos como Magia en tus ojos, Persiguiendo una luz o La mala traición.

Esta nueva aventura de La Granja llega tras el experimento del año pasado, el de la revisión del Soñando en tres colores, que les llevó a girar por Madrid, Valencia y Bilbao. "Nos fue tan bien que nos dijimos, ¿por qué no repetimos? Además, son dos discos muy parejos a nivel de importancia en nuestro repertorio", reconocen. Cómodos en este formato, el del revisited, comentan con la boca pequeña: "Quién sabe si en 2021 nos detendremos en el Deliciosamente amargo".

Amarga y dulce a la vez resultó la presentación en Palma, en el Auditorium, el 15 de diciembre de 1989, de aquel disco azulado. "Bailar no es delito", llegó a espetar en voz alta uno de sus fans tras ser expulsado -y posteriomente readmitido- de una sala Magna que acabó con el público saltando y a pie de escenario, fuera de sí y de sus butacas. "Parecía un concierto en la URSS, con un miembro de seguridad en cada fila", bromean hoy los integrantes de un grupo que llegó a barajar la posibilidad de volver al Auditorium. "Lo pensamos, pero la idea fue descartada. Hoy somos más un grupo de salas y tabernas musicales que de teatro. Además, nadie se levantaría hoy. Los conciertos de La Granja hay que vivirlos, hay que estar de pie con una cerveza en la mano", espeta.

Guillem Porcel, con melena y al micrófono, durante el concierto que puso en pie y en alerta al Auditorium.

Otra idea, y esa sí que les hacía ilusión, fue la de contar con los servicios del músico neoyorquino Paul Collins para el concierto de este 30 aniversario. El exlíder de los Nerves y The Beat les produjo aquel álbum y tocó para la ocasión la acústica. "Estuvimos hablándolo con él en el Festival Purple Weekend, en León, el pasado verano, pero no puede, al estar en Estados Unidos", aclaran.

En Es Gremi acompañará al citado cuarteto Juanjo Tomás, habitual de Los Valendas, a las guitarras y teclados. Intepretarán todas las canciones del Azul eléctrica emoción, a pesar de que "algunas hacía muchísimo tiempo que no las tocábamos", y sus fans podrán llevarse la rúbrica de sus autores sobre la portada de un vinilo cuya fotografía central se hizo durante una sesión, "con poca pose", en Son Serra de Marina.