A rranca la historia con una suerte de lienzo. Un paisaje fantasmal, evocador de la meseta castellana en proceso de desertización y declive que se marchita a la sombra de los toros de Osborne que aún quedan en pie; una atmósfera imponente, marca de la casa (Pablo Remón es especialista -también- en eso) idónea para acoger a los tres hermanos (Bermejo, Tomé y Reyes): unos Dalton sin pistolas, tal vez igual de torpes, languideciendo en un western sin héroes, una road movie con desplazamientos centrífugos, que avanza, tomándose su tiempo, entre música techno, rayas de coca y costumbres mantenidas por la inercia. Es la España abandonada, de llanuras bélicas soñadas por un personaje -el de Reyes- que nos regala reflexiones lapidarias, y de más páramos que ascetas, por citar a un Roberto Iniesta que podría haber puesto la banda sonora a algunas de las partes de esta excelente y amarga comedia.
Bucea el autor de 40 años de paz, uno de los más prolíficos y acertados del panorama teatral actual, en la corrupción política de las comisiones, los testaferros y las truculentas sociedades de inversión. Lo hace con humor
-surrealista, berlanguiano, negro en ocasiones- y una buena dosis de poesía; con un texto preciso, con una escenografía efectista y unas interpretaciones impecables de algunos de los grandes de la escena española. Pero no es Mariachis un retrato personalizado sobre los chorizos con corbata y carnet de partido que nos ha estado tomando el pelo en los últimos años (Ruz-Bárcenas de Jordi Casanovas o Sueños y visiones de Rodrigo Rato del mismo Remón). Es más bien un epítome anónimo de las mandangas hispanas, con un estafador caído en desgracia, desesperado, que busca en sus orígenes una especie de redención imposible cuando toda la sociedad está proceso en descomposición. Un perdedor entre perdedores que provoca rechazo y al mismo tiempo una cierta ternura. Sigan la pista al autor de esta joya.
Mariachis
Teatre principal (Palma)
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De Pablo Remón. Int. Luis Bermejo, Emilio Tomé, Franciso Reyes y Francesco Carril. Dirección: Pablo Remón.
