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Entrevista con el escritor

Enfermera Saturada: "La Sanidad española es un suero a punto de agotarse"

Héctor Castiñeira es el padre y alter ego de Florence Nightingale, enfermera que ha triunfado en redes y con la que saca nuevo libro de humor: 'El silencio de los goteros'

Héctor Castiñeira es Satu. Miriam Cos

EL SILENCIO DE LOS GOTEROS

Son las nueve de la mañana y Satu regresa a su apartamento en la calle del Pez tras un infernal turno de noche en el hospital.Pero una extraña oferta de empleo en la que buscan a una enfermera zurda ha llamado poderosamente su atención. Así que en vez de irse a dormir, decide enviarles su currículum para ver si, de una vez por todas, deja de ser fija en la temporalidad y puede abandonar el 'jet lag' permanente en el que vive... o al menos descubrir qué oculta esta extraña oferta. (P.V.P. 12.25€ - Págs. 128).

Imagine a una mujer en el servicio de urgencias con su gato. Ahora imagine que la misma está intentando, aguja en ristre, que algún samaritano doctor le aplique la vacuna contra la leucemia gatuna al felino. Esto podría ser cualquier situación de una película cómica, aunque lo cierto es que es un hecho que sucedió y que Héctor Castiñeira vivió en sus propias carnes. Este enfermero gallego cuenta esta anécdotas y cientos más entre risas, tanto en persona como a través de sus redes sociales, las que le hicieron famoso, o mejor dicho, famosa, ya que su alter ego en las mismas se llama Enfermera Saturada. Con ella también ha escrito un montón de libros donde cuenta el día a día de su trabajo en turnos, urgencias y guardias. El último: 'El silencio de los goteros'.

"En febrero de 2012 creé el personaje en redes sociales. Yo soy enfermero y quería contar un poco al mundo cómo es un hospital dentro desde el punto de vista de alguien que trabaja en él. Creé la cuenta en Twitter y a partir de ahí empecé a tener éxito y decidí crear un blog", comenta el joven de Lugo. "No me esperaba tanto éxito. Creé Enfermera Saturada como un personaje anónimo, quería que fuera como cualquier enfermera de este país, genérica, que trabaja a turnos aquí y allá, con contratos en un lado y otro y contar el día a día. Lo creé como desahogo y para contar con humor ese día a día pero jamás pensé que fuese a tener éxito, solo lo hacía por diversión", añade.

Todo un éxito en redes y en el mundo editorial que ya le han llevado a editar hasta seis tomos en los que hace uso de la ironía para reírse de sí mismo, de la situación en el mundo sanitario y de los momentos más surrealistas que dan las horas incesantes de trabajo de cara al público. "Uso el humor como escudo para toda la parte dura de la Sanidad porque al final convivimos todos los días con el dolor y con la muerte. Cuando estás en el hospital lo das todo, tratas de ser empático, de entender el dolor y el sufrimiento de los pacientes, pero no te lo puedes llevar a casa. Una vez que te quitas el uniforme tienes que dejarlo ahí. Yo uso el humor y la ironía como forma de decir que es mi trabajo, pero no me lo llevo, es mi vía de escape", concreta el enfermero.

Aunque su personaje, también llamado Florence Nightingale, no solo se nutre de anécdotas graciosas para haber conformado un público más que fiel. La denuncia de la situación en el sector sanitario y, en concreto, en el de la enfermería, es una de las claves de Piñeira y su alter ego. "La Sanidad española es un suero a punto de agotarse. El problema es que los profesionales cada vez estamos más exprimidos, cada vez somo menos, las cargas de trabajo son mayores, las bajas no se cubren... nosotros tratamos de llegar a todo, pero no podemos y los pacientes se dan cuenta", explica serio para añadir que "la tendencia parece que es que a nadie le interesa la Sanidad pública y se fomenta cada vez más la privada. Creo que esto es un error, -somos líderes en trasplantes, por ejemplo- parece que no hay interés en fomentarla, mantenerla y cuidarla".

Etapas de la vida

Con más de 500 contratos desde que dejó la Universidad en 2003, el joven gallego asevera que "lo de que la Sanidad española es la mejor del mundo, si lo miras desde el punto de vista de alguien que lleva meses en una lista de espera no lo pensará, pero realmente si vas a lo que hacemos, cómo lo hacemos y la velocidad con la que atendemos las cosas realmente urgentes... Hay salas de hemodinámica que tenemos abiertas 24 horas, plan de atención al ictus, plan de atención a pacientes neonatos, los trasplantes... si piensas en todo esto, es una de las mejores del mundo porque además es universal y gratuita, de momento, y que siga así. Atendemos a las personas y así debería seguir siendo".

Y pese a que el sector de la enfermería no pasa por su mejor momento, Piñeira no pierde ni un ápice de ilusión por el mundo del cuidado. "Lo mejor de ser enfermero es poder estar presente en todas las etapas de la vida del ser humano, desde ayudar a recuperarse a alguien a ayudar a morir de una forma confortable", concreta. "Lo peor es lo maltratados que estamos desde la Administración, el hecho de que nos hagan contratos por horas semanas, días... que no sustituyan las bajas. A los que nos dedicamos al cuidado la Administración no nos cuida en absoluto. Las ratios enfermero/paciente son de las peores de Europa", reitera.

Aunque nada es óbice para que este apasionado enfermero, o enfermera -en el gremio se denominan entre ellos en femenino, ya que el 90% son mujeres-, siga con su buen humor viviendo anécdotas y trasladándolas a su más fiel público, que cada día espera ávido sus tuits irónicos, y que incluso llega a enviarle consultas a través de las redes. Desde consultas sobre el uso de la pastilla del día después hasta fotos con cortes para saber si se deben coser. "Hace poco, me llegó un mensaje a las once de la noche de un sábado de una chica que me decía si podía tomar alcohol con antibióticos", dice entre carcajadas. "Estaba claro que se iba de fiesta".Sus familiares y amigos tampoco se cortan a la hora de convertir el Whatsapp de Piñeira en una consulta 24 horas.

Y si le preguntan para cuántos libros da el oficio de enfermería lo tiene claro: "Trabajando pasan cosas raras sobre todo en urgencias, la gente acude muy nerviosa. Hubo una vez que unas chicas vinieron con una amiga que era su cumpleaños. Le habían regalado un piercing y querían que se lo pusiéramos en urgencias (risas). Además, mis compañeros me cuentan las cosas que les pasan a ellos. Para otro libro más da seguro", comenta.

Fiel reflejo se su propio personaje, asegura que ambos comparten "la pasión por la profesión y por cuidar. La esencia de la enfermería es el cuidado, aunque últimamente vaya más asociada a la palabra precariedad, por desgracia, pero creo que esa pasión por estar las 24 horas a pie de cama y lo que recibes del paciente es lo que hace que cada día te vuelvas a poner el pijama".

-¿Cómo definirías a Satu en tres palabras?

- Podría ser cualquier enfermera de este país, es como son ellas. Satu es humana, fuerte y valiente.

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