El reencuentro de dos viejos amigos, en este caso de Andrés Corchero y Oguri, es la espita que encendió la coreografía de My Neighbor Sky, que se representa este domingo en la Sala Petita del Principal.

El Premio Nacional de Danza de Cataluña se topó fortuitamente en Barcelona en el año 2011 con el bailarín japonés 25 años después de haberse conocido como integrantes de Mai-Juku, la compañía que dirigía Min Tanaka, uno de los grandes nombres de la danza contemporánea nipona. Desde entonces, viajan por espacios poco convencionales con una obra "que se va construyendo y se transforma según la arquitectura del lugar", explica Corchero.

"Ahora mismo estamos acabando la composición que representaremos en Palma. Llevamos con nosotros unos materiales pensados y los conjugamos en el espacio", comenta.

En la sala palmesana, bailarán sobre un texto de Antonin Artaud, leído por una voz en off. "En él habla sobre los americanos", desvela el coreógrafo y bailarín, especialista en danza butoh. Otro fragmento sobre el que trabajarán Corchero y Oguri está escrito por Karl Valentin y declamado por Feliu Formosa. "Su contenido versa sobre el tema de los extranjeros, es muy actual", comenta el Premio Nacional. "El tono del mismo es naif, tiene un punto de partida absurdo y casi infantil, pero tiene mucha profundidad", considera.

Esta poética e íntima obra que ya bailaron en el Mies van der Rohe o en la Fundació Miró de Barcelona trata sobre la amistad "y la vida en general". Las idas y venidas, los encuentros, las despedidas.

La música es otro de los puntos fuertes del montaje que tenía que representarse por distintos puntos del teatro, "pero que finalmente haremos en la Petita". "Está trufado de canciones que nos gustan y hemos ido escuchando durante todos estos años. Luego hay unos sonidos electrónicos muy especiales de Joan Saura", detalla.

Corchero está preparando en estos momentos un solo -Absències- que estrenará en enero en el Mercat de les Flors de Barcelona. "Es un recordatorio a mi padre, que murió cuando tenía mi edad. Es una suerte de homenaje en el que también recuperaré la primera pieza que le dediqué cuando yo tenía cuatro años", comenta.