Un acto de agradecimiento a las palabras. Esa fue la idea central que articuló el pregón que la actriz y poeta Agnès Llobet leyó ayer en la jornada inaugural de la XXX Setmana del Llibre en Català. El Aljub del Museu des Baluard, que acoge la feria hasta el domingo, fue testigo de la intervención de Llobet, que se alejó de la lectura al uso, conformando una dramatización y solicitando la colaboración del público. Agnès Llobet pidió que se sumaran a la construcción de un “acto de agradecimiento conjunto y generoso a las palabras”. Llobet animó a los presentes explicándoles que “tendrá sentido con vuestra participación” y les invitó a utilizar los cuadernillos y los lápices que se habían repartido entre los asistentes.

Llobet se dirigió a los lectores, editores, escritoras, libreras, autoridades, jóvenes, niños y en definitiva todos los que aman las historias. Recordó el peligro de la censura, ilustrándolo con el juego infantil de las sillas a las que nos podemos ver atados, impedidos de contar esas historias de fantasía, o no, tan necesarias en nuestra sociedad. Mencionó a Vox, diciendo que había que tener cuidado con las “historias verdes”. Recordó también a las “valientes que no nostálgicas de una lengua dañada” y se reafirmó en su agradecimiento a las palabras, “elevación que nos ha permitido el lenguaje”. La intérprete reivindicó el valor de las palabras como elementos que permiten “nombrar y capturar la realidad”. Y retó al público a jugar con esos elementos, siempre presentes, “invasión de las palabras que nos nombran y nos dicen quiénes somos”. Y en este punto entró en juego el espectador: “Veo, nombro y comparto”. Mostró un dibujo a la audiencia. “Nombra”, apremió. Y las respuestas fueron dragón, caballo, ojos. Lanzó una palabra “casa” y le fue devuelta “hombre”. Y de ahí brotaron mujer, sexo, pecho, sostén.

Llobet remarcó que las palabras también son capaces de conmover, hacer sufrir o salivar. Expresan ideas y emociones. Las necesita el discurso de un político o la primera declaración de amor de un adolescente. Y la formación de historias imprescindibles para sobrevivir, historias que seducen o repelen. Tampoco olividó a los libreros “guardianes selenitas que tienen en sus estanterías todos los remedios a nuestras locuras”.

Describió la creación de un libro o de una obra de teatro como “un acto sagrado” y quiso poner en valor a los creadores. “El arte necesita que lo deseemos, que lo accionemos. La palabra es acción. Las palabras mueven el mundo”, concluyó la actriz. Finalmente Llobet recogió todos los cuadernillos y anunció que, junto con el ilustrador Javier Barrera, realizará una labor de “decostrucción” para devolverles un libro escrito con sus palabras.

Por su parte, la presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Barceló, fue la encargada de presentar esta edición de la que destacó su caracter festivo y revindicativo, reafirmando su apoyo a la libertad de expresión. También tuvo unas palabras en recuerdo del escritor Pere Morey que falleció el pasado 4 de noviembre.

Apoyo institucional

En su primera jornada, la Setmana contó con la presencia de la presidenta del Consell, Catalina Cladera, la vicepresidenta y consellera insular de Cultura Bel Busquets; y el regidor de Educación y Política Lingüística en Cort, Llorenç Carrió, en representación de las instituciones que apoyan esta feria. También acudieron la directora insular de Patrimonio, Kika Coll, y Lluís Segura, director insular de Política Lingüística, y los escritores Biel Mesquida y Pau Vadell, quien presentó el cartel de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana ilustrado por Albert Pinya y que tiene como protagonista a la escritora y activista cultural Maria Mayol.