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Cómic

Dolmen Editorial, 25 años de vida de "una pesadilla hecha realidad"

El sello de Vicente García empezó como un fanzine y se ha convertido en un referente en España y Latinoamérica, con presencia en ocho países

Dolmen, la editorial mallorquina especializada en cómic, cumple 25 años de vida. Consolidada en el mercado nacional y presente en ocho países de Sudamérica a los que llegan el 30 por ciento de su producción, el sello que dirige Vicente García poco tiene que ver con aquel fanzine que significó el estreno de un proyecto que "nada tiene de romántico" y que promete seguir ganando lectores en base a una fórmula que siempre ha aplicado, "trabajo y más trabajo".

"Celebro estos 25 años con alegría aunque echando la vista atrás veo que han pasado volando. Durante todo este tiempo he aprendido mucho y también he descubierto que este trabajo mío no tiene nada de romántico como alguien pueda pensar. Por las horas que he dedicado tendría que estar jubilado hace años. Mi jornada laboral pasa de las diez horas diarias e incluye los fines de semana. A pesar de todo lo peor siempre han sido los números, no cuadrar a final de mes", espeta.

La editorial celebrará el próximo mes de diciembre en el transcurso de una cena sus bodas de plata con sus empleados -actualmente ocho personas- y colaboradores, unos 500 a lo largo de estos cinco lustros, algunos de ellos consagrados autores hoy en día como Paco Díaz, que dirigió la revista Eros, la de mayor tirada en la historia de Dolmen, Guillem March o Tomeu Morey, "el mejor colorista a nivel mundial", en palabras de García. Un editor que se define "de espíritu indómito" y que se crece ante las dificultades. "Con la crisis, que nos la comimos entera, de 2007 a 2017, tuvimos que cerrar la oficina de la calle Guillem Massot y trasladarnos a una cochera", recuerda con una sonrisa en su actual sede, situada en la calle Oms.

Entre sus proyectos a corto plazo, contemplados para 2020, el sello avanza una nueva línea, de nombre Espiral, centrada en narrativa juvenil y enfocada de momento a autores suecos; y anuncia un refuerzo en Sin Fronteras, dedicada a los clásicos de las tiras de prensa de Estados Unidos, tales como Flash Gordon, El Príncipe valiente o El hombre enmascarado.

La pasión de García por las historietas se remonta a su infancia, cuando contaba unos siete años y cayó en sus manos "un Mortadelo y Filemón", tebeo que considera "el Torrente de los cómics" por su tirada y aceptación masiva. "Empecé en esto con 60 euros, en casa de mis padres, con un ordenador, y nunca pensé que llegaría a montar una editorial como la que tenemos hoy. Más que un sueño cumplido, lo mío ha sido una pesadilla hecha realidad, por las horas que le he echado", insiste.

La longevidad de Dolmen se explica, según aclara su fundador, en "aprender de los errores. Y he cometido muchísimos. Esto es un prueba y error. Conociéndote a ti mismo uno aprende dónde están sus límites".

En el último cuarto de siglo han sido "muchos" los cambios que ha experimentado el sector del cómic, especialmente en lo que se refiere a la concepción de la historieta. "La mentalidad de la gente ha variado, el cómic ha dejado de ser considerado como un producto exclusivamente para niños". No obstante, continúa padeciendo un mal, el de la ausencia de ayudas institucionales. "Las subvenciones no existen. El editor de cómics muere con las botas puestas, como hizo en su día Josep Maria Berenguer, el fundador de la editorial La Cúpula. Estamos condenados a trabajar muchas horas", lamenta.

Dolmen no se dedica exclusivamente al cómic. Su producción también contempla poesía, recetas de cocina, libros de mascotas, novelas, ensayos o manuales para aprender a dibujar. "Nuestro sector está en auge -sostiene-. Hay 200 librerías especializadas en cómic en toda España y un público fiel que no deja de crecer".

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