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Agustín Iglesias: "Miguel Hernández estaría furioso en esta España amenazada por los franquistas"

El director de teatro presenta este fin de semana en el Sans una obra que reivindica la vigencia de un poeta generoso y luminoso "que desapareció en la oscuridad"

El director de teatro Agustín Iglesias, ayer, en el Teatre Sans. guillem bosch

"Miguel Hernández estaría hoy furioso en esta España amenazada por un discurso franquista sin tapujos", asegura el director de teatro Agustín Iglesias, responsable de Un encuentro con Miguel Hernández, obra que se sube este fin de semana al Teatre Sans (viernes y sábado, a las 20.30 horas) para reivindicar la "vigencia" de un poeta generoso y luminoso que "desapareció en la oscuridad", como dijo Pablo Neruda.

Iglesias hace suyas las palabras del genial poeta chileno: "Recordar a Miguel Hernández es un deber de España, un deber de amor". Su compañía, Teatro Guirigai, procedente de Extremadura, ha seleccionado 40 de sus poemas para un espectáculo centrado en su trayectoria vital cuya primera chispa se encendió en 2010. "La obra fue concebida con motivo del centenario de su nacimiento y en un principio iba dirigida a los jóvenes". Para Iglesias, los jóvenes de hoy tienen ciertas similitudes con los de la generación de Hernández, que estuvieron marcados por la conciencia poética y política, deseosos de lograr un mundo más justo. "Nuestros jóvenes han nacido en plena crisis y su único horizonte es la precariedad. Han tomado conciencia del mundo limitado en el que vivirán y del calentamiento global que les amenaza. Ninguna generación se ha enfrentado a esta brutalidad, la de la extinción", subraya.

La selección de los poemas que se podrán escuchar en el Sans se ha realizado "siguiendo una línea biológica, su vida" aunque en una criba de este tipo "siempre dejas fuera cosas muy hermosas". Según Iglesias, "lo más complicado ha sido escribir la estructura dramática, porque Un encuentro con Miguel Hernández no es un recital poético", aclara. En escena, tres actores interpretarán diferentes momentos del recorrido vital del poeta: su infancia, adolescencia, primeros amores, llegada a Madrid, la República, la guerra y la prisión.

No solo la palabra está presente en este espectáculo, también el lenguaje audiovisual y algunos elementos del clown, como la nariz de payaso, en la lectura de su poema Los hombres viejos, cuyo primer verso dice: "Nacen puestos de gafas, y una piel de levita, y una perilla obscena de culo de bellota, y calvos, y caducos. Y nunca se les quita la joroba que dentro del alma les explota".

Miguel Hernández no conoció la vejez, murió joven, a los 31 años, tras enfermar en el Reformatorio de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo, y adonde había llegado después de estar preso en las cárceles de Sevilla, el penal de la calle Torrijos y el de la plaza del Conde de Toreno de Madrid. En esta última fue juzgado y condenado a muerte en 1940 por un consejo de guerra. Falleció dos años después, en marzo de 1942. Nos queda su poesía, "de una gran belleza, fresca, auténtica y siempre vibrante", defiende Iglesias.

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