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Elecciones generales

La cultura, desterrada de los programas electorales

Los partidos dedican una página o menos a las políticas culturales

La cultura, desterrada de los programas electorales

Viejas fórmulas que se repiten desde principios de los 2000, mucho copy and paste respecto a los comicios en abril y los sempiternos latiguillos aplicados a las artes (casi hemos de dar las gracias) son la tónica que los ciudadanos y ciudadanas pueden encontrar en el apartado cultural de los programas electorales de cara al 10N. No hay novedades, ni demasiados compromisos reales en la cuartilla o medio folio que los partidos políticos dedican de media a la cultura. Prima la recuperación de clásicos remedios que colean desde hace 15 años, como el mecenazgo (beneficios fiscales para quienes inviertan en cultura), en realidad un parche a los recortes públicos en los servicios culturales que el Partido Popular se ocupó de disfrazar en su momento de fórmula moderna de financiación cultural propia de un país avanzado, sin explicar que, en los estados europeos que se aplica y funciona, los presupuestos para cultura doblan los españoles y las estructuras culturales son fuertes y estables. Pues bien, la gran mayoría de los partidos que se presentan a estas elecciones recogen la necesidad de aprobar una ley que premie la actividad de los mecenas, pero no mencionan que hay que dotar con suficiencia unos servicios públicos culturales que cada día palidecen por la escasez de recursos. La del mecenazgo es una propuesta transversal que aparece en los documentos del PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos, Vox y Más País.

El premio a la idea electoral más novedosa se lo llevaría el partido de Errejón, que pone sobre la mesa la incorporación de una casilla cultural en la declaración de la renta que funcionaría de manera idéntica a las ya existentes destinadas a la Iglesia o fines sociales. Queda bonita sobre el papel, pero su aplicación y eficacia son dudosas. En las antípodas, un antediluviano Vox propone el resurgir de la defensa por ley de la tauromaquia.

Sangrante es que ningún partido establezca vínculos entre la educación y la cultura (y si lo hace es desde el dogmatismo ideológico), o la transparencia institucional y la cultura, y que ésta se presente en la mayoría de los casos como una mera industria privada a la que apoyar y promover. Hasta los presuntos anticapitalistas Podemos y Más País dedican un epígrafe completo al sector del videojuego.

El desarrollo de las medidas del Estatuto del Artista es otra constante en los textos preparados para esta campaña. Sin embargo, su tratamiento y enfoque es distinto según el color de quien redacte. Únicamente los morados hacen hincapié en la precariedad que padecen los trabajadores culturales. Lo subrayan así: "Hay un alto porcentaje de falsos autónomos y con problemas muy serios de inestabilidad en el empleo y de acceso a prestaciones tan básicas como la jubilación".

Si contáramos en minutos, el PSOE es el más rácano con la cultura. Le dedica sólo tres puntos, casi lo mismo que al bienestar animal y de las mascotas. Los socialistas apuestan por la creación de un Pacto de Estado por la Cultura que "proteja e impulse" la actividad cultural, contribuya al desarrollo de las industrias culturales, permita al sector aumentar este peso en el PIB y afiance un modelo sostenible de crecimiento y apoyo a los jóvenes creadores". También proponen crear una Oficina de Derechos de Autoría. El Partido Popular le dedica algo más de tinta al asunto de las artes. Traen a colación la necesidad de poner en marcha una Fiscalía especializada en la protección de la propiedad intelectual, la revisión de la legislación del Instituto Nacional de las Artes Escénicas, un Plan Platea 3.0 que garantice las giras de las compañías teatrales por toda España o continuar con planes de fomento de la lectura. Entre las novedades está el impulso que quieren dar para "blindar" el Archivo de Salamanca con el objetivo de "impedir" nuevas entregas de documentos para "fomentar" que se puedan recuperar "todos aquellos que están siendo retenidos ilegítimamente o ilegalmente". También se refieren a un Plan Nacional de Tauromaquia.

El spin doctor cultureta de Ciudadanos es el único que habla de danza y fotografía, pero que se mete a revisionista de la historia tan pancho, sin temblarle ni una ceja: "Acabaremos con la leyenda negra: impulsaremos un plan de apoyo a la difusión de la historia española para incrementar el conocimiento del papel de España a través de los siglos. Queremos revertir la interpretación en ocasiones gravosa y negativa del papel que España ha protagonizado en la historia fomentado en otras épocas por la llamada 'leyenda negra', que ha devaluado injustificadamente la imagen de nuestro país".

Més per Mallorca, como partido de ámbito autonómico, se circunscribe en las generales a las muy necesarias reclamaciones de inversión y dotación en las islas por parte del Estado. Exigen que se complete la museización del Museu de Mallorca (está pendiente la sección de Arqueología), que regrese el patrimonio balear que está en la península (antes de pedirlo habría que valorar si aquí las piezas tendrían las condiciones de conservación adecuadas) y la compensación de los costes de insularidad a los creadores y empresas.

En definitiva, la cultura está en el destierro antes, durante y después de la campaña, entre fórmulas naftalinosas, ocurrencias y alguna petición necesaria pero insuficiente.

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