Un autor (¿guionista?, no recuerdo el nombre) sugería que la creatividad es como un bote en medio del mar, siendo la embarcación el bagage cultural y experiencias personales del patrón/autor. Cada obra supone arrancar una tabla de la barca; si no las repone, acabará ahogándose.
Los protagonistas de Un día en Nueva York son dos ricos estudiantes ( Chamelet y Fanning) de una universidad en el extrarradio de Nueva York que se escapan unos días a la Gran Manzana. La excusa es que ella estudia periodismo y ha concertado una entrevista con un famoso director de cine ( Schreiber), sucediéndose una ristra de imprevistos y desencuentros. Él chico se llama Gatsby y tiene rasgos de Holden Caulfield, pero no deja de ser un soso niño pijo deambulando por la ciudad. Ella tiene más ambición profesional pero también un carácter muy infantil. Ambos no producen ni admiración ni aversión. Sus características, su forma de hablar, son muy irreales, impostadas. Los adultos tampoco salen mejor parados; el clímax de la historia es más propio de un culebrón sudamericano; el mundillo del show business se muestra con otro cúmulo de topicazos. Los diálogos son planos y los gags muy pobres, con el larvado machismo y lolitismo habitual del director. La banda sonora y la fotografía de Vittorio Storaro dejan también sensación de apatía. No comprendo la obsesión de Woody Allen por crear una película cada año cuando muestra evidentes indicios de que a su barca le quedan la quilla y escasas cuadernas. Aquí nos vende Nueva York como un amodorrado y ensimismado Shangri-La, cuando está mucho más cerca del Gotham de Joker.
Día de lluvia en Nueva York
Estados Unidos, 92 min.
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De Woody Allen. Actores: Timothee Chalamet, Elle Fanning, Liev Schrieber, Diego Luna, Jude Law. Cines: Augusta, Ocimax, CineCiutat, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor.
