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Pioneras

Lucía Peralta: "Los mejores efectos visuales son los que no se ven"

Esta especialista en FX cuenta cómo es trabajar dentro de los equipos técnicos de superproducciones como 'Aquaman' o 'Juego de Tronos'

Lucía Peralta es experta en efectos visuales. / Aida M. Pereda Aida M. Pereda

Lucía Peralta, especialista en efectos visuales para el cine, ha trabajado en el equipo de superproducciones del tamaño de 'Aquaman', 'Juego de Tronos', 'Jumanji: Bienvenidos a la jungla' o 'El libro de la selva', que recibió ni más ni menos que el Oscar en este apartado. Esta joven madrileña, que ha desempeñado su labor fundamentalmente en el extranjero, en países como Australia, Bulgaria y Reino Unido, ha regresado a su tierra para aplicar la experiencia adquirida y en la actualidad trabaja en el estudio Deluxe Spain como responsable del equipo de environment y DMP (Digital Matte Paintings).

Para ser un buen especialista no sólo hay que dominar la técnica, sino también ser creativo. "Es una disciplina en la que cada vez se diseña más. Lo que nos llega es una pantalla azul y tienes que inventarte todo lo que se va a ver sobre ella", destaca. Charlamos con ella después de asistir a la clase magistral que ha impartido en el ciclo 'Zinemaldia & Technology', celebrada en el espacio Tabakalera, dentro de la 67 edición del Festival de Cine de San Sebastián.

-En tu currículum destaca tu participación en la elaboración de los efectos especiales de grandes producciones...

-Sí, la última en la que he trabajado ha sido la tercera entrega de 'John Wick: Parabellum', pero el trabajo más bestia en el que participé el año pasado fue 'Aquaman'.

-Todos recordamos la escena del vino, ¡realmente espectacular!

-Sí, fue genial crear toda la persecución y dar vida a ese mundo de fantasía. Se diseñó íntegramente en Method Studios, en Australia. Empezamos tres personas y al final se implicó todo el estudio, en torno a 120 profesionales.

-¿Tantas?

-Sí, pero no son tantas en realidad. En 'El libro de la selva', que recibió el Oscar de Efectos Visuales, participamos unas 800 personas en esta área. Hay un equipo muy grande detrás de lo que se ve en pantalla.

-¿Qué escena ha sido la que más te ha costado hacer hasta ahora?

-Obviamente, cuando estás aprendiendo, hay planos que te cuestan más. En mis inicios hice una película bastante mala en la que estuve haciendo map-paintings bastante grandes. Y sí me costaron más, pero también porque eran parte de mi proceso de aprendizaje. Al final, los planos complicados son los más divertidos y hay planos a los que les coges mucho cariño porque han quedado muy bonitos y otros que se te olvidan con el tiempo.

-¿Cuánto tiempo es necesario emplear para desarrollar los efectos de una película?

-¡Meses! 'Aquaman' fueron ocho meses, pero 'El libro de la selva' casi dos años. Y en el mundo de las series estos procesos son todavía más largos.

-Se trata de un trabajo muy laborioso, pero al mismo tiempo anónimo...

-Si alguien está en esta industria por el reconocimiento se ha equivocado de profesión. Yo estoy aquí porque me gusta lo que hago.

"Quería trabajar en una serie como 'Juego de Tronos' y cuando me enteré de que buscaban gente, me fui para Australia"

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar en 'Juego de Tronos'?

-Participé en el cuarto capítulo de la séptima temporada, el de 'El ataque del tren del botín', que se hizo por Illoura, que luego se convirtió en Method Studios. Este estudio de Australia había hecho dos piezas que a mí me gustaban mucho: 'Mad Max: Furia en la carretera' y el capítulo de 'La batalla de los bastardos', de 'Juego de Tronos', que para mí es una de las mejores secuencias de la serie. Y yo, que quería trabajar en una serie como ésta, cuando me enteré de que buscaban gente, me fui para allí. Me apetecía un montón y veía que se me estaban pasando las temporadas.

Estuve trabajando durante cuatro meses en una de las secuencias de 'El ataque del tren del botín', cuando aparece ella con el dragón y los dothrakis, pero entró 'Jumanji: Bienvenidos a la jungla' y en el momento en el que los planos complicados se resolvieron, me pasaron a otro proyecto. Al final, cuando estás en un estudio pequeño no trabajas en una sola película, trabajas en dos o tres a la vez.

-Y en mayo decidiste regresar a Madrid de la mano de Deluxe Spain.

-Sí. Australia está muy lejos y pensé que ya iba siendo un buen momento para acercarme un poco más a casa. Precisamente me contactaron los responsables de este estudio y me dijeron que iban a armar un departamento de 'map-painting' y 'environments' y pensé que podía ser un proyecto muy interesante y divertido, encima en Madrid, en mi casa, y así fue como empezó toda esta colaboración.

-¿Crees que es necesario salir fuera o cada vez hay más oportunidades en España?

-No es necesario, pero es recomendable, porque son dos maneras muy distintas de trabajar y al mismo tiempo complementarias. Aprender cómo funcionan películas de dos mil planos de efectos, a niveles tan complejos técnicamente, es algo muy valioso. Y los estudios que gestionan a ese volumen ahora mismo no están en España, están fuera. Aquí está empezando a haber bastante trabajo, así que creo que está bien formarte en un estudio grande un par de años para entender ese otro lado de la industria.

-En España tenemos talento, a la vista está, ¿pero nos hace falta destinar más dinero al capítulo de los efectos visuales?

-No creo que sea tanto el dinero lo que falta. Lo que faltaba es que las productoras se fijaran en España. Y eso está empezando a pasar. Y coincide que ahora mismo está volviendo gente que ha estado en proyectos muy grandes, en Vengadores y otras películas de Marvel, en cosas muy bestias... que han aprendido a ese nivel. Hay talento que está volviendo, que quiere volver en el fondo. Y están trayendo esos conocimientos.

-¿Y qué hay de los efectos especiales de las producciones españolas?

-Los efectos es algo que está está al servicio de la historia. Y hay historias que sí piden efectos y otras que no. De todas maneras, en todas las producciones hay efectos, de un nivel de complejidad diferente, pero en todas.

-Los espectadores creemos que si no hay explosiones no hay efectos...

-Te voy a poner un ejemplo. He trabajado en películas como 'A perfect day', de Fernando León de Aranoa, que tiene cerca de 150 planos de map-painting. Pero claro, son efectos que estaban pensados para que no se notaran, así que cuando fui a verla al cine con mis amigos se preguntaban qué había hecho yo ahí. Un buen efecto tiene que ser invisible. No sólo es la explosión, no sólo es el bicho...

Por ejemplo, cosas que por un conflicto bélico o equis motivos no se pueden rodar en un sitio y tiene que parecer otro. La historia puede estar rodada en Granada y que parezca un pueblo de Los Balcanes. Si está bien hecho, nadie se va a enterar. Hay muchísimos efectos de este tipo, muchísimos más de los que la gente piensa.

"El cine siempre ha estado muy marcado por géneros, pero muchos departamentos están experimentando un cambio ahora"

-¿Sigue habiendo más hombres que mujeres en las áreas técnicas?

-Hay menos mujeres, pero está cambiando. Cada vez hay más mujeres que se quieren dedicar a profesiones técnicas, lo que pasa es que el cine en general siempre ha estado muy marcado por géneros, pero muchos departamentos están experimentando este cambio ahora. Hace treinta años, maquillaje lo hacían sólo mujeres, ahora ya no. Sonido era dominio masculino, ahora ya no. Y en efectos pasa un poco lo mismo, se ha ido abriendo poco a poco.

La base para conseguir más mujeres en este sector y en puestos tradicionalmente masculinos empieza en la formación. Y se está produciendo un cambio brutal en las escuelas. Cuando yo estudiaba de 30 en clase sólo cinco éramos chicas. Doy clases en la Escuela de Cine de Barcelona y ya empiezo a ver un 50% de mujeres o incluso más en algunas asignaturas. Y este cambio se reflejará en la industria dentro de unos años.

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