Su trayectoria, que inició hace 40 años, empezó en los años ochenta, en Vigo. En 2019, sube a la furgoneta para ir a tocar, aunque le cansa más que antes. Sin ningún pesar, toca lo que le pide el público, canciones de Siniestro total o Aerolíneas Federales, grupos de los que formó parte. Su relación con la industria musical es algo agridulce.

P Participará en la Fira del Disc de Mallorca este fin de semana. ¿Qué sentido tienen los discos?

R Ya no se venden, eso está claro. Los vinilos se venden un poco más. La discográfica con la que estuve me dijo: “¿Para qué vamos a sacar un disco si solo vendemos reguetón?” Sacar un vinilo o un disco es una carta de presentación, pero no lleva a ningún sitio.

P ¿Recuerda el primer disco que tuvo en sus manos?

R Vaya. Fue uno de Deep Purple, para el que ahorré mucho. Cuando lo tuve, con la emoción, le di la vuelta y se me rompió. Tengo una crisis existencial desde ese día bastante deplorable.

P Pronto hará 40 años que rueda por los escenarios… ¿Cuál ha sido su mejor época?

R Todo el mundo lo dice, mi mejor época es ahora. Me lo he pasado muy bien, y cuando voy a tocar me lo paso igual que antes. Es cierto que la furgoneta y los viajes me cansan un poco más. Quizás sea por la edad, no lo sé. Aun soy joven.

P ¿Considera que desde que arrancó su carrera en solitario está haciendo lo que de verdad quiere con la música?

R Siempre he hecho lo que he querido. Me han ofrecido cosas que a lo mejor me daban más dinero, pero siempre me he mantenido haciendo lo que he querido, aunque a duras penas. Si no fuera así, sería ridículo. Cuando subo al escenario me gusta pasármelo bien, porque es mi válvula de escape.

P ¿De qué?

R De todo, de todo lo que pasa en la vida. Yo creo que para mí es el mejor momento [cuando está en el escenario]. Los viajes, como te decía, cuestan más. Pero alguien tendrá que dar vida a mis discos en solitario, que no conoce nadie, porque no ha habido promoción. Ojalá fuera Rosalía y me promocionaran.

P Usted es de Vigo. Sus inicios en la música coinciden con aquellos años de incansable creatividad musical en la ciudad.

R Lo que pasó es que Vigo era una ciudad de 200.000 habitantes y de repente había seis o siete grupos con disco, eso era novedad. Luego el ayuntamiento se aprovechó para hacer Vigo se escribe con M de Madrid, que fue un desastre total. La gente llegaba a Vigo y preguntaba “¿Dónde está la movida?” Y le decíamos “por allí”. Pero en realidad éramos casi siempre los mismos que nos íbamos cambiando de nombre.

P ¿Entonces no hubo ninguna movida en Vigo?

R No, qué va. La gente no sabía dónde estaba Vigo. Más adelante, con el tema de la droga, ya sí que lo conocían. En los conciertos nos pedían que pasáramos farlopa. Y jamás nos metimos nada de esto.

P Antes de ser Miguel Costas fue Siniestro Total, Aerolíneas Federales y Los Feliz, entre otras bandas. ¿Qué hay de cada una de ellas en su nombre?

R La gente reclama las canciones de antaño. Los discos nuevos no llegan al gran público. Hay que tocar lo que la gente pide. Yo intento colar mis canciones en solitario, a ver qué pasa. Pero bueno, me piden que toque Bailaré sobre tu tumba. Aunque luego parece que tocas otra canción. Sin embargo, sobrevivimos gracias a ello.

P¿Eso le hiere o le molesta?

R No, no. No me molesta. Entiendo a la gente. Aunque me gustaría que fuera diferente. Yo recuerdo escuchar un disco y saber hasta dónde estaba el vómito del guitarrista. Hoy la gente oye y se olvida de las canciones. El marketing hace lo demás. Un grupo que sea una puta mierda puede arrasar, porque la gente…

P ¿Tiene menos criterio que antes?

R Para mí no tiene ninguno.

P Dice que tiene un público muy fiel. ¿De dónde viene ese público, son las personas de siempre?

R Tengo poco público pero muy fiel. Eso es. Viene de padres e hijos, de gente joven, y de muchas cosas. Pero sobre todo viene de una trayectoria de muchos años. Y aquí seguimos, dando la lata para quien la aguante.

P ¿Se siente reconocido por los jóvenes?

R Sí, la verdad es que sí. A veces hasta me hacen llorar, cuando me tratan con demasiado respeto. El otro día estaba en Madrid y se acercó un muchacho que me dijo: “Gracias”. Le contesté que gracias para qué. Me contestó: “Por todos los momentos que me has dado”. Se fue sin decir nada más. Esas cosas son las importantes para mí.