La diversidad sexual, la deconstrucción de los géneros y las relaciones humanas siempre le han interesado a la bailarina Catalina Carrasco, una de las fundadoras, junto a Gaspar Morey, de la compañía de danza Baal. El último espectáculo que firmaron, Crotch, y con el que todavía hacen funciones, giraba en torno a la identidad de género. Esta vez han ido un poco más allá. Ayer presentaron por primera vez al público Ginoide, su nueva pieza escénica, que es "danza y teatro a la vez", en el Auditori de Peguera (Calvià). El próximo jueves 3 de octubre lo harán en el Teatre Principal en el marco de la FiraB!, a las 19.30 horas en la Sala Petita.

"Muchas personas se refieren a los robots como androides, cuando estos son solo los de aspecto masculino. Pero el término ginoide se refiere específicamente a los robots de aspecto femenino", explica Carrasco, algo que ya permite intuir la temática de la pieza. "Durante un tiempo estuve leyendo mucho sobre las muñecas sexuales y las relaciones de algunos hombres con estas mujeres de mentira. Es todo un mundo. El comprador puede personalizarla y existen locales donde puedes pagar para tener sexo con ellas. En España había uno en Barcelona, que cerró, y otro en Madrid".

Durante este primer proceso de investigación y descubrimiento, Carrasco señala que las primeras reacciones impulsan al juicio. Pero que, con mucha más información, se llega a entender que haya hombres que tienen dificultad para relacionarse con mujeres: "Cada vez nos relacionamos menos físicamente e intelectualmente, es a lo que nos ha llevado la sociedad neoliberal y capitalista. Estamos perdiendo la conexión con el otro. No voy a decir que es solo por culpa de las redes sociales y del cambio en la manera de relacionarse, pero es algo que está pasando". Sumergida en este universo, su cabeza empezó a llenarse de preguntas: "¿Cómo serán las relaciones -personales, sentimentales y sexuales- del futuro entre humanos?, ¿cómo nos relacionaremos los humanos con los robots de inteligencia artificial -personal, sentimental y sexualmente?, ¿cuánto tenemos los humanos de robótico y cuánto de humano tienen los robots?".

Un espectáculo poco convencional

En la dramaturgia de Ginoide, de la que se ha encargado Carrasco, un hombre humano (Gaspar Morey), que no tiene muchas habilidades con las emociones, adquiere una muñeca sexual con inteligencia artificial (Catalina Carrasco). La obra profundiza en su relación, así como en la evolución de la ginoide hacia la humanización: "Ha sido un proceso (de un año) duro en todos los sentidos. Había días que no quería que mi compañero me tocara. Ha sido intenso, me ha pasado de todo". Pero también ha sido profesionalmente interesante, sobre todo el trabajo de búsqueda del lenguaje corporal adecuado -"más limpio, mecánico, programado"- y el trabajo vocal. Ginoide es un espectáculo poco convencional que conjuga danza, performance, teatro y tecnología, y que explora la comunicación a través de diferentes vías de expresión artística.

Un momento del espectáculo.

La pieza ha ido creciendo en diferentes lugares. Morey y Carrasco han residido en diferentes espacios artísticos de varias ciudades, como Cáceres, Berlín, Barcelona o Palma. Su apuesta estética es "muy potente", dice Carrasco, y convierte el escenario en un lugar "clínico, limpio, futurista, lleno de blancos, ordenado".

Ginoide es una propuesta incómoda que pone sobre la mesa un debate que no tiene la popularidad que merece, y que "hará que el público le de muchas vueltas".