Cerca de cien ánforas rescatadas de un barco romano hundido frente a Can Pastilla se desalinizan actualmente en unas piscinas ubicadas en los almacenes del Museu de Mallorca. El hallazgo es insólito por el excelente estado de conservación que presentan y porque están selladas: contienen todavía la mercancía que trasladaban. "Por la tipología, los especialistas piensan que portaban vino, aceite o salsas de pescado", desvela la vicepresidenta insular Bel Busquets. Unas sospechas que deberán confirmarse tras los análisis de los residuos que se hallen cuando se destapen las cerámicas.

"Ahora mismo estas piezas deben desalinizarse [un proceso que puede durar varios meses] y conservarse. Quitar la sal es importante porque ésta cristaliza y puede romper las ánforas", señala la directora insular de Patrimonio Kika Coll. La fase de estudio empezará posteriormente. Todo este material arqueológico pasará a formar parte de los fondos del Museu de Mallorca, que es posible que en futuro pueda integrar alguna de estas ánforas en exposiciones o en la muestra permanente de las salas de Arqueología.

Busquets señaló que es la primera excavación arqueológica subacuática en Mallorca coordinada por un equipo de arqueólogos de las islas (ABEAM). Y subrayó que, en cuanto a arquitectura naval, el derelicto de Palma es uno de los mejores conservados de todo el Mediterráneo del bajo imperio.

Las teorías en cuanto al naufragio de la embarcación, que debía transportar a cinco o seis personas - "un barco pequeño pero bien aprovechado"-, en aguas de la bahía de Palma son diversas. Busquets y el presidente del Club Nàutic Sant Antoni de la Platja de Can Pastilla, Jesús Comas, que ha colaborado con las instalaciones en la operación patrimonial, fueron diversas. Para ambos, seguramente un temporal provocó la pérdida de control de la nave. El arqueólogo subacuático Sebastià Munar disiente. "No creo que fuera por el mal tiempo porque el estado de conservación de la carga es extraordinario. Si hubiera sido por un temporal, lás ánforas estarían dispersas y no es el caso", argumenta. "Las piezas están en posición vertical muy bien colocadas. Seguramente fue un accidente, una mala maniobra. Y que en el barco se produjo una vía de agua que provocó que se hundiera muy deprisa", relata.

Munar desveló que el sistema usado para excavar los restos lo conformaban unas mangueras de succión de arena. "Luego limpiamos las ánforas e hicimos una primera planimetría de los restos. A continuación, los especialistas cargaron con las piezas y las sacaron del mar", prosigue. "Han pasado 2.000 años dentro del agua. Necesitan trabajos de consolidación para que no se rompan", subraya.

Inscripciones

Hay un conjunto de inscripciones en las cerámicas que podrán dar información sobre su contenido o incluso sobre qué personajes intervenían en estos intercambios comerciales.

"Lo que hemos hecho es una intervención arqueológica de urgencia para recuperar los materiales que podían estar en peligro de expolio", matiza Munar. "Los restos más fragmentados no han podido extraerse".

En cuanto a los restos de fibras vegetales detectados, el arqueólogo detalla que se trata de sarmiento o ramas de la cepa de vid. "Se colocaban entre las ánforas, ayudaban a hacer de cojín y amortiguar los golpes", asegura. "Hemos encontrado grandes cantidades y ahora también sabemos cómo las colocaban en las embarcaciones", indica.

Las piezas pudieron rescatarse gracias a un equipo de apoyo de la Armada, que aportó la embarcación principal con un patrón y submarinistas para sacar adelante la intervención. También formaron parte del dispositivo efectivos de la Guardia Civil del GEAS

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