Sinopsis: un astronauta (Mcbride/Jones) desaparece por la zona de Saturno en una misión en busca de vida extraterrestre. Treinta años después la Tierra sufre unas extrañas oleadas de energía externa. Tras detectar que pueden estar relacionadas con el astronauta desaparecido, deciden enviar a su hijo (Pitt) para salvar la Tierra.
El arranque de la película tienta comparaciones con 2001 de Kubrick o El corazón de las tinieblas/Apocalypse now de Conrad/Coppola. La novedad es el toque freudiano. Comparándola con esos dos referentes, Ad Astra ni roza el listón. Descartándolos, tomándolos como involuntarios señuelos, se aprecia otra película. La espina dorsal es la relación padre/hijo. El joven se ha sentido abandonado por un padre que antepuso su trabajo, su pasión, muy por encima de la familia. ¿Por egoísmo, por inmadurez o por algo más? Ese algo más solo puede ser un espíritu nómada irreprimible. O un idealismo, o fijación existencial, tipo Chris McCandless. No se confirma del todo por el contratiempo de la senilidad cuando se encuentran padre e hijo, pero se insinúa lo suficiente. Ese personaje, el padre, y la actuación de Tommy Lee Jones son soberbios (también el breve papel de Donald Sutherland). El del hijo (y el registro de Brad Pitt) son contradictorios, volubles, exagerados. Alternan, dudan, entre la frialdad hiperprofesional y una emotividad encerrada bajo siete llaves al principio y liberada en el momento más previsible. El guion intercala entre esa grave introspección freudiana escenas populistas como la persecución por la Luna o el modo de colarse en la misión final. La realización está dominada por la apabullante cinematografía de Hoyte van Hoytema ( Interstellar, Dunkerque) y la música de Max Richter.
Ad Astra
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Estados Unidos, 124 mins. Director: James Gray. Actores: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Liv Tyler, Donald Sutherland. Cines: Augusta, Ocimax, Artesiete Fan, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor.
