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A Tiro

Un contexto de relaciones públicas y gestores culturales

Un momento de la Nit de l'Art. pere joan oliver

Mucho se habla de mejorar el contexto artístico que envuelve a la Nit de l'Art: elevar la calidad artística de los espacios públicos para que el evento sea más rotundo o promocionar el evento en las ferias turísticas para que aún se masifique más. Eso no sería buena idea. Dejemos a la Nit de l'Art como está porque la Nit no es el problema. Mientras esta noche especial anota cifras de récord año tras año, durante el resto del año mengua el interés por el arte contemporáneo y su discurso intelectual, que es la base fundamental. Qué investigan nuestros artistas, cómo lo hacen, qué temas les preocupan, qué preguntas se hacen, contra quién o quiénes se las hacen. ¿A alguien le importa? El contexto que acompaña ese desinterés es desolador: museos vacíos y escaso debate en torno a su función pública y las estructuras de poder que mueven los hilos por propio interés; la precariedad, que provoca una sociedad mucho más acrítica y atemorizada; centros politizados y descabezados; estructuras de funcionamiento poco estables; concursos públicos que son auténticos corrales de comedias...

En la Nit de l'Art, ese desinterés por el arte se amplifica. En esta 23a edición se ha visibilizado más que nunca por parte de sus organizadores y colaboradores que es un acontecimiento de los agentes, de los intermediarios, de los empresarios, de los políticos, de los directores generales, de los gestores, de los asesores, de los jefes de prensa, de los relaciones públicas.

En los encuentros oficiales con la prensa, nunca se habló tan poco de arte y de los temas tratados en las exposiciones, de los discursos o los relatos artísticos. Ha habido gobiernos de derechas, mal afamados por sus hachazos a la cultura, que se han esforzado en transmitir muchos más conocimientos y sensibilidad por el trabajo de los artistas. Por primera vez en una Nit de l'Art, el Casal Solleric envió una exigua nota a los medios donde se recogía un resumen de los proyectos expuestos trufada de declaraciones de políticos, de los comisarios y no de los artistas. ¿Por qué? ¿Molestan cada vez más los creadores? ¿Por qué este ocultamiento de los mismos? Han sido días con escaso debate intelectual y de ideas en la esfera pública. Sólo se han escuchado reivindicaciones sectoriales (las de los galeristas) y mucha propaganda política. También ha habido cócteles en espacios públicos pagados por instituciones y patrocinadores a los que se entraba con invitación.

La Nit de l'Art es lo que es. En una noche no se puede convencer (tampoco es su finalidad: es una noche festiva y promocional de las galerías) a miles de personas de que el arte contemporáneo es un espacio de debate, de mirarse en el otro, de hacerse preguntas sobre temas incómodos, etc. Todo eso debe promoverse desde la educación, un terreno que los gestores culturales públicos no desean pisar y del que han desertado para adentrarse en masa en la industria y la empresa cultural. Mientras esto suceda, mientras el arte no sea una herramienta más de aprendizaje e investigación de la realidad en los colegios, de hecho, la mejor herramienta por ser creativa, el contexto cultural y social no mejorará. Y nos saldrán mal los concursos, y los centros seguirán politizados y los museos seguirán vacíos y el arte será terreno exclusivo de los relaciones públicas y gestores culturales.

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