Leo Harlem no deja ninguna cuestión en el tintero: de las redes sociales a la preocupación por la salud. Todas aquellas cosas que hoy en día se han convertido en obsesión las pasa por su tamiz y las convierte en objeto de risa. El humorista leonés, (Matarrosa del Sil, 1962) ha llenado durante dos noches el Trui Teatre con su espectáculo Deja que te cuente. Leo Harlem pone patas arriba la cotidianidad para hacer reír al respetable con un humor fresco, pero sin meterse en jardines.

A partir de otros espectáculos, ha configurado un montaje lineal en el que “hablo de mis cosas: de lo que está de moda, de estar sano, de ser metrosexual, de los viajes para molar… las bobadas que hacemos porque somos muy tontos y yo me río de lo tontos que somos”, explica. “No meto nada de política, no me meto con las mujeres, ni hablo de fútbol. Prácticamente no sé de lo que hablo. Hago humor para no meterme en charcos porque ya sabes que hay que llevar las katiuskas a la altura de la ingle. Sigo en la misma línea desde hace tiempo y me ha ido bien”, reconoce el artista.

El teléfono móvil, o el uso que se hace de él es otra de las dianas sobre las que le gusta disparar: “Todo se ha puesto muy difícil en este país: El humor, la tragedia, plantar una verja, comer muësli cortar un chuletón, porque ahora mismo hay 8.000 testigos de cada acción que realiza una persona. Es un mundo de ‘meticonismo’ donde uno se mete donde no le llaman. Estamos sujetos a la tiranía de los móviles ... hasta que se vaya la luz”, bromea y termina confesando: “Odio los putos móviles”. Apunta, finalmente, que va por el mundo con “un Nokia de teclas”. Defiende que su oficio consiste en hacer reír sin más pretensiones: “Mi rol fundamental es el entretenimiento. El tema del humor para mí consiste en que la gente se relaje, que ya tienen una vida muy complicada, muy fastidiada. Se sientan una hora y media para reírse, se lo pasan bien y salen de allí renovados. Como yo hago un humor de las cosas cotidianas, cuando se encuentran con una situación se ríen, en vez de darle más dramatismo”, reflexiona.

Sin embargo, para Leo Harlem, el objetivo que se marca en su trabajo no es poca cosa: “Yo creo que la función social del humorista se reconocerá a largo plazo: “si no fuera por esta gente nos habríamos matado a cuchilladas”, dirán. La clave es quitarnos carga de la vida normal, que la tenemos muy complicada, muy exigente y ese es el sentido del humor, quitarle trascendencia a la vida y no volvernos tan locos. No somos tan importantes”.

Leo Harlem es el cabeza de cartel de Fesjajá 2019, festival que se celebra en Palma hasta el 30 de noviembre y que ofrecerá una veintena de espectáculos.