Continente. La adaptación a la gran pantalla de esta obra teatral es más que correcta y menos que brillante. Se mueve bastante la cámara entre el mínimo escenario, el salón de un piso y puntualmente su cocina y un dormitorio, y el puñado de personajes, asomando un amago de florituras en los travellings y planos/contraplanos. La escenografía abusa también del perfeccionismo. Decoración y atrezo tan trabajados y repensados que acaban siendo demasiado cool, irreales, exhalan olor de plató. Las actuaciones están condicionadas a lo mucho bueno y lo poco mejorable del guion.
Contenido. El libreto/guion de Marta Buchaca es excelente. Marcos Ordoñez ( El País) lo resume en cuatro palabras: seduce, atrapa, divierte y emociona. Trata el tema del suicidio en las circunstancias más inesperadas, cuando el afectado (el Litus del título) no tiene patologías mentales, problemas familiares ni económicos o déficit de amistades. El susodicho ya no está. Lo conoceremos por sus amigos al reunirse medio año después con la excusa/mcguffin de unas cartas. Aunque su duelo esté amortizado, el reto del guion sigue siendo mayúsculo: Intentar explicar al espectador el por qué de esa decisión, cómo era, qué hacía, cómo incubó el abatimiento, desde la perplejidad y el desconsuelo que aún sufren los que le apreciaban. Y mostrar a su vez cómo son/eran esos amigos (incluyendo un hermano del finado) antes y después del suceso. Sus afinidades y diferencias, filias y fobias, complicidades y jugarretas. Sólo chirría, pecata minuta, el excesivo encasillamiento de algunos personajes, los exagerados fracasos de Pablo o el envaramiento de Marcos. Resumido, versión más sencilla, casi igual de lograda, del Reencuentro de Lawrence Kasdan.
Litus
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Nacionalidad: España, 90 minutos. Director: Dani de la Orden. Actores: Quim Gutiérrez, Belen Cuesta, Adrian Lastra, Alex García. Cines: Augusta.
