Los vidrios de Gordiola han iniciado el camino para convertirse en Patrimonio Mundial. Como antesala a la reputada declaración, el vidrio soplado, técnica que se conserva también en la isla, será declarado en las próximas semanas Manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial español. El informe del Ministerio, al que ha tenido acceso este periódico, está liderado por dos fábricas del país: una de ellas es la de Gordiola, en Algaida, y la otra es La Granja de Segovia.

La cartera de José Guirao también trabaja en la presentación a la Unesco de la tradición del vidrio soplado, una candidatura que sería colectiva para ser más fuerte y tener más posibilidades, y que se presentaría junto a Alemania, Finlandia, República Checa, Francia y Turquía. Es una opción que se está trabajando a medio plazo y que pasará por poner en marcha muchos contactos y elaborar numerosos informes técnicos.

Desde Gordiola, reciben la noticia con muchísima satisfacción. Es como un regalo a su trayectoria, que este año suma los 300 años. "Es muy imporante que se proteja el oficio de maestro vidriero porque quedan ya pocos y queremos que continúe adelante", relata Mar Aldeguer, miembro de la familia propietaria de la fábrica. "Contamos con pocos recursos y no hay ayudas para la artesanía. A lo mejor, todo esto puede servir para que las haya y ayudar a conservar la tradición", prosigue Aldeguer. "Cada vez cuesta más encontrar gente joven que se quiera dedicar al vidrio soplado. Y en Mallorca todavía más porque la industria principal es la turística", sostiene.

En estos momentos, en la fábrica de Gordiola, hay seis personas que se dedican a la técnica que ahora va a ser protegida. "En concreto, se trata de tres maestros y tres ayudantes. En todo el equipo, hay una mujer que se ha formado aquí", explica el director Jesús Fernández. "Cada vez hay más mujeres que se interesan por este oficio. Antes se pensaba que era un trabajo más de esfuerzo físico que de técnica, pero no es así", apunta.

La fabricación artesanal de las piezas varía según la complejidad de las mismas. "Las más sencillas se pueden hacer en ocho minutos y las que precisan filigranas hasta 20", precisa. En Gordiola, todo se hace a mano. No hay máquinas. "Excepto una serradora de leña que es para los hornos, de donde el vidrio sale a 1.200 grados para poder ser trabajado", señala.

Técnica del vidrio soplado. Gordiola

La artesanía se ha convertido a día de hoy en un objeto preciado y exclusivo. Gordiola recibe pedidos importantes. Y entre su cartera de clientes consta la Familia Real o Michelle Obama. Muchos de los faroles que pueden verse en las fincas señoriales o en los clubs náuticos de la isla también provienen de la fábrica de Algaida. "Funcionamos por encargo siempre. Los tenemos de España, pero también de otros países de Europa, muchos de EE UU, Singapur o Marruecos", enumera el director.

Dos fábricas más en la isla

Menestralia y Lafiore son los otros dos obradores mallorquines donde se conserva el vidrio soplado. Xim Martínez, de 64 años, lleva desde los 13 en la fábrica de Campanet. Aún recuerda los tiempos en que eran 24. Ahora en Mallorca el número de maestros vidrieros en activo no supera la media docena. "Actualmente, reciclamos y ponemos los colorantes nosotros, pero seguimos soplando", explica.

Mario Moncada es el maestro vidriero de Lafiore. "Hay que seguir, somos pocos. Para soplar vidrio hay que ser paciente. Es un trabajo que hay que desarrollarlo durante muchos años para dominarlo".