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Juan Carlos Caro: "Es absurdo no querer ver una película de Polanski por su vida privada"

"Lo tenemos todo para que la gala de los Goya se celebre en Palma en 2021. No tiramos la toalla"

Juan Carlos Caro, esta semana, en la peluquería Botons de Palma. g. bosch

Vive en Palma desde 2015, pero lleva empadronado casi dos décadas en la isla. Reconoce que el cine mallorquín es "sobresaliente" y que el cine español ya se ha quitado ese estigma que le ha perseguido durante años gracias a los jóvenes directores que vienen pisando fuerte.

P ¿Puede trabajar en Mallorca con la misma intensidad que en la península?

R Para nada. Ahora mismo estoy prácticamente fuera de la producción cinematográfica porque estoy volcado en el proyecto de traer los Goya a Palma en el futuro. Sigo recibiendo proyectos, viendo todo el cine español que se estrena. Estoy al día, pero con una menor intensidad que el día a día y la locura de hace cinco años.

P ¿Qué tiene Mallorca que últimamente es un escenario que escogen muchas productoras?

R A nivel institucional, la isla se está promocionando muy bien. Es obvio que la insularidad no ayuda, pero ese miedo hay que cambiarlo. Tenemos que tener en cuenta que Mallorca está muy bien comunicada por vía aérea.

P ¿Se siente un vecino más de Canamunt?

R Desde el primer día. Me encanta ir a sus fiestas, procesiones, talleres, mercadillos... Me recuerda un poco al Malasaña de los 80. Estoy muy implicado, me encanta este barrio.

P¿Piensa que cada vez el barrio está más gentrificado?

R Lo estuvo. Creo que ahora está más controlado. Es cierto que se han construido muchos hoteles pequeños, que traen mucha gente y movimiento a la calle. En esta zona en concreto, las terrazas cierran a las once, no se oye un ruido... Es como vivir en el campo.

P ¿Se celebrarán alguna vez los Goya en Palma?

R Estoy convencido de que sí. El Govern, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma son patas fundamentales en este proyecto. Hemos mantenido muchas reuniones, hemos viajado a la Academia del Cine, lo tenemos muy armado y no tiramos la toalla. Los Goya son el mejor regalo a nivel cultural, promocional, turístico y económico. Teniendo en cuenta que se celebran en enero, el mes con menor actividad en la isla, supone llenar todos los hoteles. Lo tenemos todo, la Academia está enamorada del proyecto, pero lamentablemente no hemos cumplido los plazos. Empezaremos a reunirnos una vez acabe el verano para promover la candidatura de 2021. Ahora tenemos todo el tiempo del mundo. Creo que toda España tiene derecho a ver los Goya, y, si es en su ciudad, muchísimo mejor.

P¿Persiste el rechazo hacia el cine español?

R No, eso ha cambiado. Está llegando gente nueva, muy joven, que lucha por cambiarlo. Además, las nuevas generaciones también ven cine español. Ese mito lo tenemos que borrar porque ya ha pasado a la historia.

P ¿Hubo un antes y un después en los thrillers españoles tras el estreno de La isla mínima?

R No lo creo. Sí fue un giro distinto hacia ese tipo de cine, sobre todo, por la forma en la que está contado. Sin embargo, creo que sí lo hay en un sentido técnico a través de los títulos de crédito. Creo que pasarán a la historia, porque hay que revisarlos, volverlos a ver y después de esa película te das cuenta de cuántos han hecho lo mismo con drones en España. Se han convertido en una técnica muy importante.

P Por lo general, las películas españolas no suelen contar con un presupuesto muy elevado. ¿Nuestro cine está condenado a tener un presupuesto modesto?

R No solamente el dinero sirve para hacer una buena película. Hay guiones que no requieren mucho dinero, ya sea porque no tienen muchas localizaciones y solo se necesita una casa, actores y una historia. Eso te abarata mucho los costes de producción. Hay mucho cine español de bajo presupuesto con un nivel de producción altísimo, y hay otros guiones que requieren más dinero, ya sea porque es un thriller de acción y tiene efectos digitales, de sonido, y te encarece el presupuesto y se va a convertir en una superproducción. Ni una cosa ni la otra te va a llevar al éxito.

P Lucrecia Martel, la presidenta del jurado de Venecia, manifestó que no asistiría a la última proyección de Polanski. ¿Considera que hay que separar al autor de su obra?

R Creo que sí. Roman Polanski tiene su vida privada y su pasado, y eso no se puede discutir. Pero no coincido con intentar mezclar eso con su vida profesional y su faceta como director mundialmente conocido. Es absurdo no querer ver una película por eso.

P Netflix no consiguió llegar a un acuerdo para proyectar la cinta de Scorsese. ¿Cree que una plataforma de streaming puede optar por un galardón a pesar de que no haya pasado por una sala de cine?

R Es la guerra más importante que tenemos en este momento. En la Academia española, para que una película pueda optar a una nominación en los Goya, el requisito exigido es que se estrene en salas de cine, sin importar cuánto tiempo dure en taquilla. Las grandes plataformas ya están en España, y están haciendo muchísimo por la industria y por la producción. Esta decisión se tiene que atajar a nivel nacional, a través de las instituciones y pasando por la Academia de Cine. Es un tema complicado porque hay muchos años de historia detrás.

P Las directoras están pisando fuerte. ¿También lo hacen las productoras?

R Y las guionistas, las maquilladoras... Prácticamente en todos los departamentos y especialidades están arrasando. Si hablamos de productoras, por ejemplo, está mi maestra y amiga Esther García, que es la productora de Almodóvar y lleva con él treinta años. No están emergiendo ahora, llegaron hace muchos años.

P ¿Es posible que en España estalle un movimiento #MeToo?

R Desconozco si ha sucedido porque no conozco ningún caso. Si puede salir algo parecido, el tiempo lo dirá. De momento, no parece que cuente con apoyos.

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