"Nadie tiene derecho a juzgar a nadie y menos en público", aseguró ayer la mezzosoprano Teresa Berganza sobre los testimonios de varias mujeres que acusan de acoso sexual en los años 80 al tenor Plácido Domingo.

"Nadie tenemos derecho a juzgar a nadie sin saber lo que ha ocurrido. Me da mucha pena por Plácido porque lo quiero y es mi amigo", resaltó la artista.

La agencia AP publicó la noche del lunes una información según la cual ocho cantantes y una bailarina -todas de forma anónima excepto una- denunciaban que habían sufrido acoso sexual, unas acusaciones ante las que él respondía en el mismo medio que siempre creyó que sus "relaciones" e "interacciones" eran "bienvenidas y consensuadas".

"Que aireen la vida privada de una persona en todos los medios del mundo... No quiero dar mi opinión porque nunca lo he hecho. No opino ni sobre la vida que llevan mis hijos, pero nadie tiene derecho a juzgar", recalcó.

La madrileña (1933) compartió escenario por última vez con Domingo cuando en 2011 se celebró el 70 cumpleaños del tenor en el Teatro Real.

Fue la sorpresa de aquella noche. "Querido Plácido -le dijo- se suponía que ahora salía yo y cantaba La Traviata pero è tardi, como diría Violeta, è tardi en general. Je t'aime, eso que tú me has dicho a mí tantas veces antes de matarme. Te quiero por lo guapo que eres, lo bien que cantas y porque eres una gran persona".

Tras asegurar que era "el mejor amigo, padre y compañero", un profesional al que sus colegas respetan y quieren a partes iguales, Berganza le cantó a continuación "a lo Marylin Monroe" el Happy Birthday.

Testimonio mallorquín

La profesora de canto en Campanet, Fanny Marí, explica su historia con el tenor: "No le seguí el juego"

La profesora de canto en Campanet, Fanny Marí, publicó en su Facebook la historia que vivió con Plácido Domingo en el curso 1995-96. En la entrada relata su encuentro con el tenor en el Metropolitan de Nueva York. "Yo estudiaba en la Juilliard. Acababa de verlo actuar y como hacía habitualmente con las estrellas que admiraba fui al backstage para saludarlo cuando saliera", escribe. En el caso del tenor y a diferencia de otros cantantes famosos que pedían una invitación o estar apuntado en una lista, "me hicieron pasar a los camerinos". "Cuando él me vio, me dijo que tenía cara de cantar bien, hizo un comentario sobre que le parecía una lástima nuestra diferencia de edad. Me dio una tarjeta y se comportó de la forma en que lo hacían todos cuando me rondaban. Me pidió el teléfono y se lo di", narra. Una hora más tarde, el tenor llamó a la mallorquina para quedar cuando regresara a la ciudad, "y escucharme cantar y tal.

Me repetía que tenía cara de cantar bien..." "En mi caso, el tema quedó en un intento normal y corriente de un hombre hacia una mujer veintipico años más joven; eso sí, se le veía bregado en tirar los trastos y mezclar el 'cantar bien' con la cara", sigue Marí. "No me atraía nada sexualmente, y por un posible pequeño empujón artístico no valía la pena perder la dignidad. No le seguí el juego".