El martes, DIARIO de MALLORCA adelantó que Josep Ramon Cerdà sería el nuevo director del Teatre Principal. Se trata de un nombramiento realizado mediante la libre designación y no a través de un concurso público, una fórmula que, según fuentes cercanas al Consell, habría mantenido descabezado el espacio cerca de seis meses. Esta decisión ha provocado que el sector, que lleva años reclamando que la dirección se designe a partir de un concurso -algo que puede conseguirse modificando los estatutos- critique este nombramiento a dedo; aunque celebra que el elegido sea Cerdà.

El contrato de Carlos Forteza -que accedió a la dirección del teatro a través de un concurso- expiró en julio, a la vez que el político Francesc Miralles quebada relegado de su puesto de responsable de Cultura del Consell después de las elecciones.

El actual equipo del departamento, capitaneado por Bel Busquets, responsabiliza a Miralles de no haber previsto la "abrupta" salida de Forteza, lo que impidió hacer una "transición tranquila".

Aunque unos responsabilicen a los otros de la situación del teatro al encontrarse de repente sin director y "sin tiempo" de convocar un concurso, no cambiar los estatutos en la pasada legislatura fue una decisión de todos los miembros del patronato, en el que están representados todos los colores políticos: desde los del Pacte hasta los de la oposición. Ninguno mostró interés por los cambios.

La posibilidad de modificar los estatutos de la Fundació del Teatre Principal existió y se puso sobre la mesa durante el año 2018 hasta en dos ocasiones. El proyecto presentaba diversas propuestas que podrían haberse negociado, entre las que se encontraba convocar un concurso público para elegir al director, así como que el contrato de este fuera de cuatro años con derecho a dos de prórroga. Pero desvincular la dirección del espacio de calendarios electorales y blindarla ante las injerencias políticas no fue algo que los miembros del patronato estuvieran dispuestos a aceptar.

El nombramiento a dedo que está previsto que se apruebe esta mañana, justificado por una situación de "urgencia" y por no dejar el Principal sin director por más tiempo, podrían haberlo evitado los mismos políticos -los del Pacte que critican a sus antecesores y los de la oposición que rechazan la decisión tomada por Busquets- si en su momento hubieran considerado apropiada la modificación de los estatutos.

La posibilidad de replantear los estatutos surgió a raíz del Acuerdo del Pleno de clasificación de los entes instrumentales vinculados o dependientes del Consell, una sesión que tuvo lugar en noviembre de 2017, y que advertía de que las instituciones debían adaptar sus estatutos según esos acuerdos en un plazo de tres meses. En el documento, entre otros temas, se presentaba el perfil que deberá tener el titular máximo del ente público -en este caso el Principal-, aunque no se especifica la forma de seleccionarlo. En cambio, sí que concretaba que el segundo directivo tendrá que seleccionarse mediante un concurso.

El segundo directivo del Teatre Principal deberá ser elegido por concurso público

Según los acuerdos adoptados en el Consell en noviembre de 2017, el segundo director del Principal, que puede tener un máximo de dos figuras gerentes, tendrá que ser elegido mediante un concurso público. Así lo explica el informe: "La designación del resto del personal directivo tendrá que responder a los principios de mérito y capacidad y a criterios de idoneidad, y se llevará a cabo mediante procedimientos que garanticen la publicidad y concurrencia". Además, el documento instaba a cambiar los estatutos de los entes para adaptarlos a estos acuerdos en un plazo de tres meses.