Los nostálgicos recordarán esta colección de iniciación a la lectura, con la que descubrieron sus primeros textos en catalán, impregnados de las ilustraciones realizadas por Aina Bonner, que marcaron a toda una generación de mallorquines. Ahora, Ansa per Ansa (Institució Francesc de Borja Moll) ha lanzado una nueva serie de 20 libros para que los más pequeños se embarquen, por primera vez, en la aventura de leer de la misma forma que hicieron sus padres.

"Son cuentos completamente nuevos que recuerdan a los que hice en los años 80", explica Aina Bonner, quien de nuevo ha ilustrado esta nueva colección y que cuenta con una trayectoria de 30 años llevando sus dibujos a los libros. Sin embargo, hay una novedad significativa: esta vez las ilustraciones han sido realizadas a cuatro manos junto a Flavia Gargiulo, también ilustradora. Este proyecto es su primer trabajo conjunto, donde han sabido combinar ambos estilos para dotar de homogeneidad a la colección.

Sobre el proceso de creación, Bonner comenta cómo ha sido trabajar de la mano de Gargiulo: "Cada una tenía total libertad para dibujar. Primero leímos los libros a fondo para después decidir quién iba a hacer los bocetos. En la fase lápiz los dibujamos ambas, pero al pasarlos a tinta, yo pasé todas las caras de las ilustraciones para que pareciera el mismo estilo", explica Bonner. "Cada una ha hecho la mitad de la colección, aunque nos intercalábamos. Si en algún libro había que dibujar, por ejemplo, animales, me los quedaba yo porque me encanta dibujarlos."

Al hablar sobre la supervisión de los dibujos con Elisabet Abeyà, la autora de la colección, añade: "Tenemos muy buena relación con ella. Les gusta nuestro trabajo y si nos ponemos creativas, da el visto bueno a incluir en la serie alguna de nuestras propuestas. Por ejemplo, los niños del primer libro no tenían perro y sentías que faltaba algo. Sugerimos introducirlo porque da mucho juego y se ve cómo los niños se relacionan con él, aunque no esté en el texto. Le pareció muy buena idea."

Además, comenta que no es la única aportación a la que la autora ha dado luz verde: "Aunque no se especifican rasgos de ningún personaje, sugerimos que no todos los niños y niñas fueran blancos, porque no es la realidad que hay en los coles. Hemos introducido a una niña con rasgos asiáticos o a un niño con ascendencia africana. En los cuentos originales esto no era así."

Sin embargo, la particularidad de estos libros de aprendizaje reside en que los niños puedan sentirse identificados, tanto con la lengua que hablan como con los paisajes que pueden ver en las ilustraciones: "Un niño pequeño no comprende las variantes entre los libros que puedan ser editados en Valencia o Barcelona. La idea es que su primer contacto sea dentro de algunas formas dialectales. Si tú tienes un libro que dice 'el gat' y aquí decimos 'es moix', que son palabras sencillas con las que se van a encontrar y no se hagan un lío."

Cuando ya van conociendo mayor cantidad de palabras, aumenta la dificultad: "El último de la colección es un libro tradicional mallorquín que ya está contado en catalán estándar. En este se le introduce que aunque ellos lo digan con 's', existen ambas maneras".