"Mi personaje es una encarnación de la bondad, de la inocencia, es un poco pillo también, es un superviviente", relata el actor mallorquín Toni Gomila, que la noche del domigno fue galardonado con el premio Butaca al mejor actor por su papel en La bona persona de Sezuan, una adaptación de la obra de Bertolt Brecht que ha dirigido Oriol Broggi. Gomila confiesa que ya "alucinó mucho" con la nominación, "para mí ya era el premio". "Lo recibo con mucha ilusión porque se decide por votación popular y es un reconocimiento de mucha gente", declara emocionado. Es Weng, el aguacero de la obra, quién le ha merecido este galardón. "Weng es súper buen tío, es entrañable", dice el actor, "representa muy bien el equilibrio entre la bondad que llega al punto que la gente abusa de ti y ese defender tu entorno, tu familia y tus intereses hasta el punto de pisar a los demás".

La bona persona de Sezuan habla y obliga a reflexionar acerca "del bien y el mal, la bondad, lo correcto, lo que hay que hacer para conseguir un mundo mejor y de cómo hay que defenderse de la tiranía", explica. Para ello Brecht, "un avanzado a su época", se inventó a Xen té, a la que da vida la actriz Clara Segura, también galardonada con un Butaca. "La protagonista representa la extrema bondad. Para hacer frente al mundo que abusa de ella y de su generosidad se tiene que vestir de hombre e inventar un personaje; su primo", explica Gomila, "ella es una prostituta, viene de los estratos más bajos de la sociedad y rápido se da cuenta de que a la que ha conseguido un poco de dinero todo el mundo se lo intentará quitar y ante la malicia tendrá que reaccionar", continúa.

Una mujer inventada en 1947 pero muy actual. "El hecho de que las mujeres tengan que adoptar atributos y roles masculinos para defenderse y conseguir cosas está a la orden del día", lamenta el actor mallorquín. Pero es la bondad, o más bien la ausencia de ella, lo que se pone en evidencia en la obra. "¿Cómo podemos luchar por sobrevivir y ser a la vez buenos? Esa es la gran pregunta que cada espectador se tiene que responder", asegura Gomila, "creo que si el espectáculo la reivindica significa que no hay suficiente", afirma el intérprete. "Como dijo ayer Clara Segura en su discurso: tenemos que volver a poner la bondad de moda".

El actor además lleva trabajando con Broggi nueve meses; en coproducción con el Teatre Principal y el Teatre Grec realiza la obra Rostoll Cremat; "una llamada a poner seny al modelo turístico actual de la isla", describe. En cuanto a la gestión del que fuera director del Teatre Principal hasta hace poco, Carlos Forteza, Gomila deja claro que para él "es la mejor que ha tenido en los últimos cuarenta años" y además añade que "es una vergüenza" la manera en que se ha realizado la transición de una dirección a otra. "¿Por qué se deja un teatro sin nadie a la cabeza? ¿Se dejaría un hotel sin nadie al mando? Es todo muy cutre", denuncia el actor con indignación.