Prince lo etiquetó como "maestro" después de colaborar con él. Y es que Maceo Parker, saxofón en mano, ha conseguido revolucionar de alguna forma la música moderna. De manera que cuando ahora se habla de Parker y funky, pasa como con el huevo y la gallina, que no se sabe cuál vino primero. El saxofonista, uno de los más legendarios de las últimas décadas, visitará el próximo 27 de julio la isla para deleitar al público mallorquín con su música en el Port Adriano Music Festival. A sus 75 años, Parker recuerda de qué manera sintió las primeras veces la música. "Cuando era un niño de tres o cuatro años, mi pequeño cerebro lo único que sentía que tenía que hacer era tocar", relata. Nació en una casa con un piano que sonaba la mayor parte del día, lo que le empujó a él y a sus hermanos a interesarse por la música. "Mi tío abuelo tocaba la guitarra, el piano y el trombón. Crecimos con todo aquello", cuenta. "Pero creo que de alguna otra forma, habría acabado siendo músico", añade.

En un esfuerzo por transmitir lo que bombeaba tanto en su cabeza como en su corazón, Parker se agarró al saxofón, que eligió como instrumento de expresión. "Intentaba encontrar mi propia esencia, descubrir y definir mi estilo propio", explica, "entonces pensé que si tocaba algo que me gustara realmente podría dejar de tocar solo jazz. Entonces probé y me sentí cómodo en ese nuevo estilo", detalla. Es así cómo descubrió el funky.

El saxofonista, cuyas colaboraciones van desde James Brown en los años sesenta hasta el grupo de rock Red Hot Chilli Peppers en la actualidad, pasando por artistas como Ray Charles, manifiesta que su música se resume en esta fórmula: "Un 2% jazz y 98% funky". Porque, según asegura, lo que pretende con ella es que la gente "disfrute y baile", y no sólo que "se queden sentados escuchándola", una forma de disfrutar que considera muy propia del jazz. "Yo trato de crear y tocar lo que la gente pueda utilizar para moverse".

"Mejorar la vida"

"Hay muchas cosas malas en la vida, como que alguien cercano se ponga enfermo, envejezca o que una relación bonita se rompa, son ese tipo de cosas que hacen que no nos sintamos bien. Y lo que quiero yo es promover lo contrario, si hay algo que esté en mi mano para hacer que el día de alguien sea mejor, lo haré".

Tanto en su música como en su vida personal, Parker sólo busca "la belleza". Quizá el hecho de haber nacido un 14 de febrero explica en parte una visión particularmente positiva de la música. "Siempre hablo del amor a través del saxofón, creo que es más importante que las guerras u otros temas destructivos", continúa. "No necesitamos meternos esas cosas en la cabeza cuando tratamos de disfrutar de la música, sino que debemos pensar en cosas que nos hagan sonreír. Creo que pretender lo contrario es estúpido", concluye con determinación.