"Arturo Fernández era el Vittorio Gassman español", afirma el empresario de espectáculos Antonio Rubio, el productor que más veces trajo a Palma al actor asturiano, con el que llegó a entablar una amistad a pesar de sus diferencias políticas.

"Éramos antagonistas políticos, él de derechas, yo de izquierdas, pero nos llevábamos bien, nunca nos peleamos", señala Rubio.

La relación entre ambos se remonta a 2001, cuando el actor gijonés llevó a escena Esmoquin, obra en la que interpretaba a un galán maduro capaz de enamorar a hasta cuatro damas. "No soy tan atractivo como mis personajes", aclararía en una entrevista concedida a este diario.

Fue Lola Herrera, actriz que coincidió con Fernández en la serie La casa de los líos, la persona que le propuso a Antonio Rubio que trajera a Palma, al Auditorium, la obra Esmoquin. "Palma era una plaza muy importante para sus obras", asegura el empresario, que trabajó con él hasta en ocho ocasiones, la última, con Enfrentados, en la que el gran actor se enfundaba la sotana para dirigir y protagonizar, junto a David Bovceta, esta obra del norteamericano Bill C. Davis.

"No conozco el fracaso en mi vida teatral y no olvido que todo lo que soy se lo debo al público", confesó a este diario en 2007, cuando representaba en Palma la comedia Desconcierto. "Me encanta George Clooney, tiene bondad, estilo y está llamado a ser un Cary Grant", aseguraba.